Recorte de prestaciones sociales
El pequeño Javier, de 18 meses, tuvo la mala fortuna de machacarse los dedos pulgar e índice en la puerta de un armario en el domicilio familiar. Ésto sucedió a las 10.30 horas del día 8 de abril. Su madre, asustada por la gran cantidad de sangre, alerta a un familiar que vive en el mismo edificio (el padre se encuentra trabajando) y un vecino se presta a conducirlas al hospital Severo Ochoa de Leganés.Revisión, radiografia, primera cura... finalmente se le advierte a la madre que el dedo índice está tronchado, sin riego sanguíneo.
Hay que operar de inmediato, pero, sorprendenternente, les advierten que el Severo Ochoa carece del equipo necesario para intervenciones infantiles con anestesia general. Hay que trasladarle al 12 de Octubre.
En el 12 de Octubre, tras una operación de hora y media, se comunica a los familiares que hemos ido acudiendo que el dedo pulgar está fuera de peligro pero que tienen seria dudas de si, finalmente, habrá que amputar el índice. El tiempo que el dedo ha estado sin circulación sanguínea, prácticamente dos horas, es determinante, habría que haber acudido directamente al 12 de Octúbre.
Los médicos actuarán en función de la evolución del dedo en los próximos días.
En este momento ignoramos si el pequeño Javier conservará o no su dedo, en cualquier caso queremos denunciar ante la opinión pública este hecho.
Es cuando menos indignante que un hospital como el Severo Ochoa, que cubre zonas como Fuenlabrada, Zarzaquemada, Leganés..., con probablemente la mayor densidad de población infantil de Madrid, carézca del equipo necesario para hacer frente a estas situaciones. No cuestionamos, en ningún momento, la profesionalidad de médicos y enfermeras, que tienen que trabajar con los equipos disponibles.Pero es que nos tememos que los responsables políticos continúen en esta línea de recorte de prestaciones sociales. ¿Qué significa para ellos el dedo de Javier, los dedos de nuestros hijos, frente al costo de un equipo quirúrgico apropiado?
Seguramente nada, porque si Javier pierde su dedo aún le quedan otros cuatro para, el día de mañana, trabajar, pagar sus impuestos y engordar a quienes tanto más medran cuanto más hablan de recortar.-
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