El nuevo ministro de Defensa, Eduardo Serra, advierte a los militares de las "limitaciones presupuestarias"
El semblante serio de Eduardo Serra apenas podía disimular su emoción al volver, nueve años y nueve meses después, al ministerio donde pasó, según sus propias, palabras, la mejor etapa de su vida profesional.Se marchó en 1987, siendo secretario de Estado de Defensa con el PSOE, cuando creía acabada su carrera política, y regresó ayer, como primer ministro de Defensa de Aznar, con un brillante currículo en la empresa privada.
El paso rápido y firme con que pasó revista a las tropas que le rindieron honores evidenciaba que el nuevo ministro está seguro del suelo que pisa. Entre quienes le recibieron, la plana mayor del departamento, había caras conocidas para él y los efusivos saludos denotaban mucho más que cortesía. Seguramente fueron pocos los nuevos ministros que, como
Eduardo Serra, tuvieron en su primer discurso palabras de agradecimiento para sus antecesores, con todos los cuales, salvo García Vargas, colaboró estrechamente. Con el último de ellos, Gustavo Suárez Pertierra, despachó momentos antes de tornar posesión, aunque el domingo estuvieron reunidos toda la tarde repasando los temas pendientes.
El ya ex ministro Suárez Pertierra abandonó el departamento donde ha trabajado, con un corto paréntesis, desde 1984 acompañado sólo por su jefe de gabinete Javier Trueba, y dispuesto a incorporarse a su nueva función de diputado socialista y presidente de la Comisión de Administraciones Públicas del Congreso.
Serra, que no quiso hacer declaraciones a los medios de comunicación, pronunció un breve y medido discurso en el que enumeró sus prioridades: recuperar la estima social y la confianza de los militares, avanzar hacia una mayor participación de España en la OTAN y profesionalizar las Fuerzas Armadas.
Este último reto, advirtió, resulta más difícil de afrontar, dadas las "limitaciones presupuestarias" a las que habrá que enfrentarse en los próximos años. No obstante, se propuso dotar a los ejércitos "de los medios que se exigen en todo tiempo, pero ahora más en función de la profesionalización".
Más fácil le resultará a Serra cumplir el otro compromiso que expresó ayer: mandar a los militares con el debido respeto y consideración. Lo dijo con un verso de Calderón de la Barca: "Todo lo soportan en un asalto, menos que les hablen alto".
No se olvidó de aludir al Rey, a cuyas órdenes trabajará, y al presidente Aznar, cuya oferta de colaborar "en un proyecto de Defensa extraordinariamente sugestivo" aceptó.
El jefe del Estado Mayor de la Defensa, José Rodrigo, fue el encargado de dar la bienvenida al nuevo ministro, a quien ofreció la lealtad, disciplina, apoyo y colaboración de las Fuerzas Armadas. En Defensa se da por seguro que Serra mantendrá a los cuatro miembros de la cúpula militar, que ayer asistieron a su toma de posesión, durante unos meses, al menos hasta después del verano.
Con carácter inmediato, sin embargo, deberá nombrar a un nuevo secretario de Estado de Defensa y a un subsecretario, en sustitución del secretario de Estado de Administración Militar, cargo que desaparecerá dentro del plan del nuevo Gobierno de reducir el número de altos cargos. También se espera en Defensa la supresión de varias direcciones generales, aún por determinar.
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