Las fuerzas políticas y sociales dan un margen de confianza al nuevo Gobierno
El único que no opinó fue Manuel Fraga. "No voy a decir nada que no tenga que ver con esta comida". Don Manuel almorzaba en Vigo con los participantes del I Congreso de Olímpicos Españoles, así que... Pero las reacciones al nuevo Gobierno conservador llovieron de derecha e izquierda. Y para todos los gustos. Aunque todos utilizaron un tono respetuoso. IU fue la más dura. La Iglesia, a través de Monseñor Rouco, arzobispo de Madrid, expresaba su optimismo y esperanza, confiando en que en su actividad primaran los principios éticos. Y pedía el apoyo de la sociedad al nuevo Gabinete.
Por haber, hubo hasta descalificaciones que, aparentemente, poco tienen que ver con la política. Las de Francisco Rodríguez, diputado del Bloque Nacionalista Galego (BNG) que despachó a Mariano Rajoy, el nuevo ministro de Administraciones Públicas, con un despectivo: "Es un español de tomo y lomo, un renegado, un gallego de Madrid". Y no a él sólo. Descalificó también a José Manuel Romay (Sanidad). "Son gallegos que no actúan como tales". Unión Valenciana, por el contrarío, veía que los valencianos no tenían ninguna influencia ni presencia en el Ejecutivo.Otros, en cambio, se permitieron aconsejar a quienes van a ocupar el mismo despacho que en tiempos -¡ay!- habitaron ellos. Es el caso de Fernando Morán, ex ministro de Exteriores socialista, que recomendó a, Abel Matutes que siguiera la política que había hecho el PSOE.
Joaquín Almunia, portavoz parlamentario socialista, no llegó a tanto, pero le faltó bien poco. Reiteró su respeto personal y advirtió que se temía que habría muchas discrepancias, aunque el PSOE siempre estaría dispuesto a llegar a acuerdos. Incluso encontró algunas similitudes con, los gobiernos socialistas: la inclusión de mujeres.
Hasta Pilar Rahola (ER) tuvo lo que puede entenderse como palabras de elogio para el nuevo Ejecutivo: "Es más técnico que ideológico, algo que es una buena noticia". Más duros, en IU calificaban de "absolutamente de derechas" al Gobierno de Aznar, "aunque trate de darle una imagen de centro". Rosa Aguilar advirtió que el nuevo Gabinete "va a aplicar una política dura que pondrá en peligro las conquistas obreras". Los sindicatos, CC OO y UGT, también se lo temen, pero no hacen de ello una cuestión de principios. Irán al encuentro anunciado por Aznar con un cierto escepticismo.
A Carlos Garaikoetxea (EA) algunas cosas no le producen escepticismo, pero le causan "perplejidad", dice. Y avisa que dice "perplejidad por decirlo de forma piadosa", pero que el nombramiento de Eduardo Serra en Defensa le sorprende porque ya estuvo "cuando se produjeron los episodios más sórdidos del Cesid".
A los socios catalanes el Gobierno de Aznar les parece muy bien. Y no sólo eso. Aparte de que el nombramiento de Josep Piqué (Industria) ha sido recibido con satisfacción por los empresarios catalanes, Pujol habló de que el "pacto es bueno para toda España", y adelantó que "CiU metería otras reivindicaciones más adelante". Xabier Arzalluz (PNV), todavía mostraba, en Antena 3, una cierta desconfianza hacia el PP. No hacía Aznar, del que, según dijo, nunca ha hablado mal. Los socios canarios del PP tampoco echaron las campanas al vuelo. El vicepresidente del Gobierno canario, Lorenzo Olarte, resumió su opinión diciendo que es "un Gobierno bastante aceptable".
De la ministra de Justicia, Margarita Mariscal, división de opiniones. Su compañero en la Asociación Profesional de la Magistratura, José Luis Manzanares, calificaba el nombramiento de "espléndido", y, de paso, pedía al nuevo Gobierno que investigue hasta el final los GAL. La Asociación de Jueces para la Democracia destacaba que la titular de Justicia "pertenece al sector más conservador de la judicatura".
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