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500 piraguistas piden volver al lago de la Casa de Campo para entrenar

Hora y media al día, siete días a la semana, 365 días al año (éste, 366). Ése es el tiempo que un palista de élite dedica a entrenar, y de los 1.300 federados con que cuenta Madrid, medio millar remaban en el lago de la Casa de Campo. Hasta que el 24 de junio de 1995 una tromba de agua desbordó el estanque y lo derramó hasta la ribera del río Manzanares. El Ayuntamiento cayó entonces en la cuenta de que el lago no tenía un aliviadero en condiciones, y ahora, un año después, las obras para construirlo están en proceso de adjudicación. Una vez que comiencen, tardarán tres meses en finalizar.

Mientras tanto, los miembros de los dos clubes de piragüismo que practicaban en su lámina (su superficie, en términos especializados) han tenido que coger las barcas y llevarlas a otra parte, porque el Instituto Municipal de Deportes no abrirá sus instalaciones -donde se guardaban todas las piraguas- hasta que la situación del lago sea la normal.En estos momentos sus aguas se encuentran un metro por debajo de su nivel habitual. "No podemos responsabilizarnos si hay algún accidente por causa del desnivel que existe", explica Ángel Luis López, presidente del instituto. "Igual que no hay peces toda vía, ni tampoco barcas de re creo, el estanque no está accesible para que naveguen en él los palistas de los dos clubes, el Alberche y el Ciencias, que tenían su sede en nuestras instalaciones", explica López.

"Esta temporada ha sido dramática para este deporte en Madrid", protesta Wenceslao Santos, presidente de la Federación Española de Piragüismo. "El daño por no poder entrenar en el lago es irreparable", se lamenta, "sobre todo para los que comienzan, y también para los expertos, que se han tenido que trasladar a los pantanos". "Hay suficiente agua para remar", afirma el presidente de la federación. "Los palistas de élite sólo necesitan 50 centímetros de lámina, van preparados, y cuando participan en maratones, en descensos de ríos, corren muchos más riesgos que el desnivel de un metro que ahora hay en el lago".

"Hemos pasado de 446 socios en 1995 a tan sólo 145", dice Miguel Alameda, presidente del Club Alberche, que reúne a piragüistas de entre 10 y 45 años. "El club crece junto a su escenario natural, en nuestro caso el lago de la Casa de Campo. Si el escenario se. pierde, el club tiende a desaparecer", explica este palista de 42 años que conoció la palión del remo hace ocho. "Yo empecé tarde, pero mi hijo menor, que a los nueve años ya remaba, es ahora, con 13, un palista muy bueno", dice orgulloso. "Este deporte es muy duro, necesita un entrenamiento diario con gimnasia, musculación y, por supuesto, el agua, que es fundamental, no para la fortaleza física, sino para mejorar la técnica", continúa Alameda. "Si el palista encuentra muchas dificultades para ir al escenario de entrenamiento, desiste y pierde la forma", explica. "El lago ha quedado mejor que nunca, no sabemos qué más le quieren hacer, hay agua de sobra", dice este aficionado. Para él, las alternativas de Aranjuez, los pantanos de Valmayor y Picadas, o el estanque del Retiro, "o están muy lejos o están muy llenos de gente".

El Retiro, lleno de gente

"Antes iba al lago cada día, después de clase, y entrenaba un par de horas", recuerda Ismael Rodrigo Plaza, palista madrileño de 22 años que cursa estudios de piloto comercial y quedó en el puesto 30º de entre los 90 participantes en el Campeonato de España, celebrado en Sevilla hace tres semanas."Tardaba media hora hasta mi casa",continúa este miembro del Club Alberche; "ahora voy al Retiro, pero tardo dos horas en ir y volver hasta casa, y además, a la hora que voy, sobre las siete de la tarde, siempre hay mucha gente y es imposible hacer bien una recta. Es mejor por la mañana, claro".

. Sin embargo, Ismael no perdona un día de entrenamiento. En hora y media da las vueltas suficientes para completar 18 kilómetros, y realiza toda la serie de ejercicios complementarios que necesita para mantenerse en plena forma.

Además, cuando tiene tiempo, coge su piragua -de 12 kilos y 5,20 metros de eslora- y la de una amiga palista que suele acompañarle, las instala sobre la baca de su coche y recorre el trayecto hasta Aranjuez, donde ambos reman por el Tajo entre Fuentidueña y la capital ribereña, en el tramo permitido por la Confederación Hidrográfica.

Este mismo fin de semana se encuentra en Pravia (Asturias), como participante en el Campeonato de España, 30 kilómetros a lo largo del río Nalón. "Más que para ganar me lo tomo como entrenamiento", comenta.

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