Aznar desborda a González en el desarrollo autonómico
El PP ha desbordado al PSOE en el desarrollo autonómico en su pacto con Jordi Pujol. El partido de José María Aznar, acuciado por la necesidad de votos en el Congreso, se compromete a cotas autonómicas, en materia de traspasos, que no estuvieron ni en su voluntad inicial ni en la de los Gobiernos de Felipe González. Sólo se vislumbraba en el discurso más autonomista del PSOE, el del ex vicepresidente Narcís Serra, y de manera aún más clara en el del ministro de Educación en funciones, Jerónimo Saavedra, cuando dirigía Administraciones Públicas.Pero González nunca apostó, como lo ha hecho finalmente Aznar, por la posibilidad de ceder a las autonomías la competencia sobre los puertos de interés general o las costas, a través de una reforma de la legislación; la participación de un representante autonómico en los Consejos de Ministros Europeos e incluso la supresión de la figura de los gobernadores civiles.
Durante la última legislatura en la que uno de los objetivos principales del Gobierno fue el impulso autonómico, algunas de estas cuestiones asomaron en la mesa del Consejo de Ministros. Saavedra defendió un desarrollo autonómico en la última legislatura, pero dos compañeros, José Borrell, de Obras Públicas y Transportes, y José Antonio, Griñán, de Trabajo y Seguridad Social, se opusieron con la misma intensidad.
La descentralización en las materias de Infraestructuras o de Trabajo y Seguridad Social encontró un muro en los titulares de las carteras. Es precisamente en estas materias en las que Pujol ha conseguido espectaculares avances en su pacto con Aznar.
Cohesión social
En su rechazo a las reformas legales sobre puertos o costas, Borrell argumentaba el riesgo que podían suponer para la cohesión social. Lo mismo hizo Griñán con la descentralización de las políticas activas de empleo del Inem. Estos ministros nunca fueron desautorizados por González. Lo que sí sucedió, sin embargo, con Saavedra.La voluntad expresa de Saavedra de suprimir la figura de los gobernadores civiles contó con dos desautorizaciones del Consejo de Ministros. Al final, el Gobierno socialista aprobó una reforma de la Administración periférica del Estado -sustituía el nombre de gobernadores civiles por el de gobernadores a secas-, que tuvo carácter simbólico, porque no llegó a, tramitarse en las Cortes al convocarse las elecciones.
Algo parecido sucedió con la presencia de las autonomías en los foros europeos. Esta reivindicación nacionalista vasca y catalana se limitó a que las autonomías pudieran influir en las decisiones del Gobierno, a través de la Conferencia sectorial de Asuntos Europeos, pero nunca por una presencia directa, incluso en el Consejo de Ministros Europeo, como acaban de pactar Aznar y Pujol. Aquí el valladar fue el ministro de Exteriores, Carlos ' Westendorp.
En la opinión de González, reacia a estos traspasos de alto calado, ha pesado su idea de la cohesión social de España, pero también ha contado, el clima de crispación política existente, el anticalanismo social de la anterior legislatura, que impedía al Gobierno del PSOE cualquier osadía política.
La cesión de estos traspasos a las autonomías no vulnera la Constitución. Aznar se ha cuidado de evitar el riesgo de romper la caja única de la Seguridad Social y en el texto aparecen unos plazos y cautelas que le dan margen de negociación. Cuenta, además, con un clima social más favorable, aunque todo apunta que le causa rá problemas internos en el futuro esa apuesta decidida que ha hecho por el desarrollo del Estado autonómico que no aparece en su programa electoral.
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