Prólogo de unas memorias
, Fue como un prólogo de las hipotéticas memorias que Felipe González escriba algún día sobre su experiencia de 13 años y medio de poder. Muy relajado, enfundado en una cazadora, distante, como si lo que comentaba hubiera ocurrido hace tiempo, González no hizo alusión alguna a la actualidad, aunque la entrevista fue grabada el miércoles, en pleno parto del acuerdo entre el PP y CiU. Ni siquiera habló de un tema tan querido para él, y que venía tan a pelo, como la cohesión de España. Pero desde los jardines de La Moncloa, sí expresó su idea más cara de su experiencia de poder, que en algún momento tuvo el cariz de consejo a Aznar: la clave del ejercicio del poder democrático está en el diálogo con los poderes de la sociedad y en la decisión autónoma del poder político.
González reconoció ayer a Adolfo Suárez el mérito de haber sido el primer gobernante que resistió a los tradicionales grupos de presión españoles. "Con él, la política económica ya no la decidieron los grupos de presión, sino el Ministerio de Economía". Se atribuyó el segundo lugar y apuntó que tanto él como Suárez han pagado por ello.
Explicó otra clave de su experiencia de poder, que le ha permitido situarse en una Europa, en anos de creciente marea conservadora. "La relación personal es sustancial en el desarrollo de la política". Y no hurtó la clave de que haya dejado tantos cadáveres de amigos a su paso por el poder: "El afecto personal no debe interferir en la vida política. No hay que explicar las razones de las cosas porque se llega a una situación imposible". Mientras, por la pantalla desfilaban Alfonso Guerra, Enrique Múgica, Jorge Semprún...
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