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Hacia un plan de aprovechamiento

El fin último del programa de investigación sobre la anaconda, que inició el Ministerio del Ambiente venezolano y al que se incorporaron luego otros investigadores para los estudios biológicos, financiados por diversas organizaciones extranjeras e internacionales, es realizar un censo que permita saber si la anaconda en los llanos, explotada tradicionalmente de forma ilegal, permite una cosecha anual determinada para explotarla de forma legal.Sobre el censo, todavía sin realizar, y los datos biológicos, se realizaría un plan de aprovechamiento semejante al que se aplica al caimán de anteojos o baba desde 1982 con gran éxito, tras estudios de campo realizados por varios investigadores con la colaboración de la cooperación española. El aprovechamiento está basado en la captura de un cierto número de ejemplares (el 15% de los machos adultos en el caso de la baba) que no daña la capacidad reproductora de la población.

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En el caso de la anaconda, parte de los ejemplares estudiados en El Cedral proceden de otros hatos, sobre todo del cercano El Frío, cuya estación biológica la lleva la ONG española Asociación de Amigos de Doñana y donde, además de realizarse estudios sobre la baba, se filmaron episodios de las famosas series televisivas de Rodríguez de la Fuente, en uno de los cuales la anaconda era protagonista.

Por ahora, los biólogos del proyecto afirman que todavía no saben lo suficiente para valorar si las anacondas pueden cazarse de forma segura y rentable. Todos los años se venden ilegalmente decenas de miles de pieles para emplearlas en la fabricación de botas, cinturones o carteras.

La anaconda puede vivir en los llanos porque éstos se inundan periódicamente. Una anaconda adulta es una serpiente prácticamente acuática, ya que es tan grande que sólo se puede desenvolver en el agua y sus presas son acuáticas. En las etapas anteriores de su vida, la anaconda tiene otra dieta y forma de vida, pero acaba recluida en las lagunas.

[Hasta ahora, la serpiente más pesada capturada en el Hato El Cedral pesó 97 kilos, y la más larga midió más de cinco metros. Las menciones de anacondas de 18 o incluso 45 metros nunca han sido verificadas. El dato más citado y posiblemente fiable es el de una serpiente colombiana de 11, 1 metros.]

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