¿Vivir sin libros?
LA MITAD de los españoles confiesa no leer nunca un libro. Hace cuatro años eran el 40%. Esto significa que, o se lee menos o la gente se avergüenza menos que antes al reconocerlo. Ambas cosas son inquietantes, pero sería arriesgado culpar de ello a la televisión o a los ordenadores. Sobre todo, porque son los más jóvenes los que leen más (o más se avergüenzan de reconocer que no leen). Coinciden con Umberto Eco en. que el libro está hecho a la medida de la mano del hombre. Se convirtió el homínido primitivo en tal cuando su posición erguida liberó sus manos para asir. Desde hace siglos, la civilización de una sociedad se mide por su capacidad para asir libros. Todo está en ellos. Aunque sea desconsolador que España, figure en los últimos lugares del continente en lectura de libros (y diarios), los que leen tienen acceso, a través de un idioma hablado por cerca de 400 millones de seres, a una cultura universal.Sirve para recordar estas cosas la celebración del día del libro, ahora universalizado por la Unesco gracias a una iniciativa surgida en Cataluña, donde la celebración del libro y de su patrono Sant Jordi adquiere aires festivos y cívicos, y cuenta además con la raigambre de una industria editorial fuerte y con una vocación cultural de proyección internacional.
Este año, además, ha dado ocasión para ver a Camilo José Cela recoger el Premio Cervantes. Motivo de satisfacción para los que cada año protestaban por lo que consideraban un alevoso y sectario olvido, pero también de tranquilidad para quienes estaban ya cansados de escuchar cada año la misma queja y los desplantes al premio del hoy feliz premiado.
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