¿Arrancada temeraria?
El pasado sábado 30 de marzo, a las 7.23, fui testigo, junto a un grupo numeroso de personas que esperábamos distintos autobuses en la parada de Canillejas de la N- II, sentido aeropuerto, del comportamiento nefasto de un conductor de la línea Colón-Aeropuerto de Barajas.Entre las personas que nos refugiábamos de la lluvia bajo las marquesinas estaba una joven de rasgos extranjeros con una maleta y un bolso de viaje que resultó ser la única que esperaba el bus de la citada línea. Este llegó y, parando a la altura de la joven, abrió la puerta.
Ella se dispuso inmediatamente a coger su equipaje para subirse al bus, pero los breves segundos que tardaba parecieron excesivos al conductor, que cerró la puerta y arrancó sin esperar a que subiera.
Ante las voces y gestos de algunos de los que allí estábamos indicándole que parara, lo hizo a los pocos metros. La joven de nuevo se afanó con su equipaje bajo la lluvia en recorrer la distancia hasta la puerta, pero por segunda vez el conductor consideró que no corría lo suficiente y a punto de llegar le cerró literalmente la puerta en las narices y arrancando la dejó definitivamente plantada ante el asombro de todos.
Yo sentí vergüenza ajena e impotencia, y me pregunté qué imagen se iba a llevar la muchacha a su país de los servicios españoles.
Seguramente para este conductor incompetente no le resulta difícil este tipo de comportamiento, máxime cuando buena parte de los usuarios de esta línea son extranjeros que a las pocas horas van a estar a miles de kilómeteros de Madrid, por lo que no van a hacer ningún tipo de reclamación.
Yo lo he querido hacer en su lugar y pedir a la Concejalía de Transportes que a este tipo de conductores les den un curso de reciclamiento para convertirlos en conductores del cuerpo de bomberos, donde seguramente sean de más provecho.
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