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LOS PACTOS POLÍTICOS

CiU impone un parón en las negociaciones con los populares para la investidura de Aznar

CiU impuso ayer un parón en la negociación con el PP sobre la investidura de José María Aznar. Los nacionalistas insisten en que la suspensión de las negociaciones hasta mañana no es ninguna estratagema, sino un aviso inequívoco de que Aznar no tiene aún garantizado el apoyo de CiU. Jordi Pujol y sus negociadores evaluarán hoy las últimas ofertas verbales del PP, formuladas el domingo por Rodrigo Rato. El nacionalista Joaquim Molins considera que la negociación atraviesa un mal momento y asegura que el próximo viernes, fecha límite para convocar la sesión de investidura para los días 29 y 30, el PP no tendrá garantías sobre el sentido del voto de CiU ni en el mejor de los casos.

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Después de desconvocar la reunión de la comisión mixta CiU-PP prevista para ayer tarde, la dirección nacionalista mantiene abiertas todas las opciones. Igual puede alcanzarse un acuerdo que permita el apoyo de CiU a la investidura de Aznar que romperse las negociaciones, con el consiguiente rechazo nacionalista al candidato conservador. Fuentes próximas a Jordi Pujol señalaron que, llegado el caso, CiU asumirá incluso los riesgos políticos de una nueva convocatoria electoral.Molins no dejó ayer lugar a dudas sobre el punto muerto en que entraron las negociaciones tras la recepción del último documento del Partido Popular. Ni la, entrevista posterior entre Aznar y Pujol, el sábado, ni la reunión de la comisión PP-CiU, el domingo, permitieron desencallar la situación.

El negociador nacionalista hizo hincapié en que el origen del problema radica en las diferencias entre los acuerdos verbales alcanzados el martes pasado con el PP y el texto en el que los conservadores debían recopilar ese pacto. "El documento no se corresponde con lo que habíamos hablado y no hemos recibido ninguna explicación convincente al respecto", dijo Molins. "La situación no es buena", sentenció.

Molins reiteró la voluntad de CiU de cerrar la negociación esta semana. Pujol y sus colaboradores estudiarán hoy las últimas propuestas verbales del PP y ambas partes tratarán de alcanzar un acuerdo entre el miércoles y el viernes. "No tiene sentido alargar más este proceso", apuntó Molins, que apostilló a modo de advertencia: "Ia cosa ya no da para más".

La reunión del sábado entre Pujol y Aznar no fue bien. El líder catalán aseguró ayer en Copenhague (Dinamarca) que él no dijo a sus colaboradores, cuando les informó de la entrevista en la madrugada del domingo, que ésta había ido mal. "Lo que les dije es que no había ido bien". Una forma diplomática de decir lo mismo.

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Fue éste el único comentario que ayer consintió hacer Jordi Pujol sobre el curso de las conversaciones. Algunos colaboradores del presidente catalán fueron más explícitos. Según éstos, el parón no es ninguna representación teatral; lo que sucede es que la última oferta del PP tiene que ver poco con la que conoció la dirección convergente el lunes de la semana pasada y que pareció abrir una ventana al optimismo.

Pujol, dolido con Aznar

"En estas circunstancias no se está en condiciones de proponer al consejo nacional [de CDC] el voto afirmativo [a la investidura de Aznar]", declaró un dirigente nacionalista. Sobre todo, añadió, después de haber convencido a la militancia de que sólo se apoyaría a Aznar a cambio de importantes concesiones autonómicas, que a la hora de la verdad no se han materializado. "Pujol, más que enfadado, está dolido con Aznar". Así se expresó ayer un colaborador del presidente catalán tras acusar al líder del PP de haber incumplido dos veces sendos compromisos con el máximo dirigente de CiU.En el anterior encuentro entre ambos, el Domingo de Ramos, Aznar se comprometió a enviar urgentemente una propuesta concreta de financiación autonómica. Ésta llegó, pero tarde y sin las concreciones acordadas, según esta fuente.

Y la semana pasada, cuando parecía llegado el momento de concretar los puntos negociados, la propuesta escrita remitida por el PP supuso, a juicio de CiU, una regresión respecto a lo que se había acordado de palabra. Fue un nuevo chasco para Pujol.

Las divergencias entre ambas partes atañen al menos a cuatro asuntos esenciales para CiU: financiación autonómica, donde hay una diferencia de 200.000 millones para los próximos cinco años; traspaso de Tráfico [el PP ha parado su propuesta inicial de transferir a la Generalitat esta competencia junto con el mando sobre la Guardia Civil de Tráfico en Cataluña, aludiendo "de forma dramática" a presiones institucionales, según fuentes nacionalistas]; supresión de los gobernadores civiles, Agencia Tributaria y otros traspasos.

Pujol no descarta la posibilidad de que Aznar se someta a la votación de investidura a sabiendas de no tener asegurado e¡ apoyo de CiU. De acuerdo con esta especulación, o bien Pujol cree que Aznar está convencido de que aunque no haya pacto los diputados de CiU no tendrán más remedio que votar sí por sentido de la responsabilidad, o bien considera que el líder del PP está dispuesto, si es necesario, a ir a unas nuevas elecciones después de responsabilizar a los demás partidos, y especialmente a CiU, de haber impedido la formación de Gobierno.

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