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Fuerte división en el G-7 sobre la reducción de la deuda de los países más pobres del mundo

Victoria Carvajal

El perdón parcial de la deuda de los países pobres más endeudados está levantando ampollas en la reunión que celebran estos días en Washington el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM). El grupo de los siete países más ricos del mundo (G-7) discrepa entre sí sobre cómo financiar esta iniciativa a la vez que rechaza el reparto de la condonación propuesto por las dos instituciones multilaterales. Mientras, las economías pobres critican las condiciones exigidas para el perdón de la deuda.

El FMI ha conseguido, por otra parte, que los países ricos del G-10 y varias economías medianas y emergentes, entre las que está España, lleguen a un principio de acuerdo para duplicar hasta 50.000 millones de dólares los fondos de emergencia que usa la institución en casos de crisis. Los ministros y representantes de los 181 países socios del FMI y el Banco Mundial han decidido dar prioridad en sus reuniones, inicia das formalmente ayer, a una vieja cuestión: cómo evitar que las economías más pobres se alejen cada vez más del desarrollo mundial.La necesidad de condonar parte de su deuda -los 20 países pobres más endeudados tienen unas obligaciones de 160.000 millones de dólares- cuenta con el apoyo de todos los países participantes. Las diferencias sobre la financiación de esta inciativa amenazan, sin embargo, con impedir que la reunión concluya con un acuerdo. Un 63% de la citada cantidad se debe a los acreedores bilaterales y un 21 % a los multilaterales. El resto corresponde a entidades privadas. Entre los países candidatos a beneficiarse del plan se encuentran Nicaragua, Bolivia, Sudán, Mozambique, Zaire, Zambia, Ruanda, Tanzania, etc.

Los Siete (Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia, Italia, Reino Unido y Canadá) creen que la condonación debe financiarse principalmente con los recursos de las instituciones multilaterales. En cuanto a los acreedores bilaterales, agrupados en el llamado Club de París, el G-7 descarta aumentar hasta el 90% la quita de la deuda, como se le ha solicitado, y considera suficiente la reducción del 67% pactada en Nápoles en 19914. En cuanto a las fuentes de financiación que deben usar las instituciones multilaterales, los Siete están enfrentados sobre la posibilidad de que el FMI, el segundo tenedor de oro en el mundo tras la Reserva , Federal estadounidense, venda parte de sus reservas en el metal precioso. El director gerente del Fondo, Michel Camdessus, es partidario 'de vender un 5% de estas reservas -unos 5 millones de onzas a 400- dólares. Alemania, al igual que Francia y Japón, creen que esta medida puede poner en peligro la integridad financiera del Fondo. Argumenta, además, que no tiene una obligación "histórica" con los países pobres como es. el caso de Londres.

El comité interino, el máximo órgano ejecutivo del FMI, debatía ayer la posibilidad de reformar los artículos de la institución para asegurarse que la venta de oro se haría en cantidades muy limitadas y sólo en circunstancias excepcionales, una medida que tranquilizaría a Bonn. Mientras, el G-24, que agrupa a 24 economías en vías e desarrollo ha pedido que se flexibilicen los criterios exigidos para beneficiarse de la condonación de la deuda para que se beneficien más países. Según la, actual propuesta, las economías candidatas deben llevar al menos tres años cumpliendo con un programa del FMI.

El acuerdo parece más próximo en lo que se refiere a mejorar los mecanismos de financiación del FMI, una cuestión prioritaria tras la crisis financiera de México de 1994. El presidente del comité interino, el belga Philippe Maystadt, anianció ayer que el G-10, que agrupa a los Siete más Suecia, Holanda, Suiza y Bélgica, ha llegado a un principio de acuerdo con un grupo de economías medianas y emergentes, entre las que se encuentra España, para crear un fondo paralelo al Acuerdo General de Préstamos actual que permita duplicar hasta 50.000 millones de dólares los fondos de emergencia con los que cuenta el FMI. Seria un Nuevo Acuerdo de Préstamos que permitiría a sus contribuidores participar en las decisiones extremas con el mismo derecho y voto que el G-10. En un comunicado hecho público ayer, el G-10 mostraba su preocupación por que el aumento de los fondos disponibles para evitar crisis financieras como la mexicana relaje los esfuerzos de ajuste de las economías en vías de desarrollo.

Por otra parte, uno de los focos de preocupación de la comunidad financiera internacional, Venezuela, recibió ayer un importante paquete de ayuda multilateral. El director gerente del FMI anunció que esta institución prestará a Venezuela 1.400 millones de dólares, el Banco Mundial, 900 millones y el Banco Interamericano de Desarrollo, otros 1.000 millones (3.300 millones en total). El crédito ayudará al país latinoamericano a aplicar en los próximos 12 meses el duro programa de ajuste, anunciado hace días por el presidente Rafel Caldera. Venezuela liberalizó ayer el mercado de divisas, informa Ludmila Vinogradof.

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