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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

En Montauban

Es impropio considerar que nuestros políticos, gobernantes o no, viven en el olvido de nuestra historia. No, viven en la amnesia. Entre el olvido y la amnesia se extiende un elemento de diferenciación patológica. Manifestación de patología nacional, más allá de la de los políticos que directa o indirectamente la inspiran, es que los restos del que fuera jefe del Estado, el presidente don Manuel Azaña, reposen en una modestísima tumba, prácticamente olvidada, en la cercana ciudad francesa de Montauban.Salvo que hubiese sido voluntad en contrario del presidente Azaña o de su familia, no acierto a comprender la razón por la cual, restaurada la democracia, no se han trasladado sus restos a tierra, española, es decir, a nuestra memoria colectiva. Más allá de cualquier opción política, es una cuestión no sólo de justicia, sino de razón, de cultura, en el sentido que le daba don Manuel, de sensibilidad política.

En la avalancha de publicaciones y documentales sobre la transición de la dictadura a la democracia amnésica, se ha producido un acto más de esta última: la práctica ausencia de referencia a un gesto de indudable sensibilidad política, la entrevista del actual jefe del Estado, con la viuda del presidente Azaña. Un elemento de reflexión.

En el cementerio de Montauban, calle O, bloque siete, hay una lápida con la sencilla inscripción: "Manuel Azaña 1880-1940". Es la de un jefe del Estado español, la de un eminente intelectual desgarrado entre el pensamiento y la acción en medio de una gran tragedia. Que vuelva a nuestra memoria, que sus restos reposen en España.-

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