Un economista que dura y dura y dura
Buena parte de las ideas de Keynes siguen vivas medio siglo después de su muerte
John Maynard Keynes, el economista que en los años 20 y 30 plantó cara a las teorías clásicas sobre el origen de la inflación y el paro defendiendo la actuación del sector público para influir en los ciclos económicos, es considerado por muchos el más influyente de este siglo. Fallecido hace ahora 50 años, economistas de diversas corrientes siguen defendiendo su obra y reconociendo su influencia.Las teorías de Keynes han recibido críticas de economistas ultraliberales, como el norteamericano Milton Friedman. Pero su figura ha renacido en Estados Unidos tras la llegada del demócrata Bill CIinton a la Casa Blanca propugnando una política de inversión pública para actuar sobre la economía. Paul. Krugman -que a sus 42 años es vino de los economistas norteamericanos más influyentes- ha dicho de Keynes en su reciente libro Vendiendo prosperidad. "Sus teorías duran tanto que están empezando a parecerse a las pilas del conejito del anuncio; y duran y duran y duran".
Keynes -que murió el 21 de abril de 1946- fue un economista de larga influencia. Durante tres décadas, muchos Gobiernos aplicaron sus consejos con evidente éxito para mantener a raya el paro y la inflación. El economista británico -que vivió el crash de 1929 y la expansión del paro en los años 30- cuestionó las teorías liberales del "dejar hacer, dejar pasar" y defendió políticas económicas desde el sector público.
Keynes se permitió dudar de dos dogmas liberales: Primero, que cuando el paro aumentaba era indispensable una reducción de los salarios para recuperar empleo, y segundo que el principal responsable de la inflación era el aumento de la cantidad de dinero. El economista defendió, por el Contrario, que el aumento de la inflación radicaba en que la demanda (la inversión y, sobre todo, el consumo) crecían demasiado, y demostró que existía una relación directa entre paro y demanda.
Con estas teorías, gobiernos de ideologías muy diversas se lanzaron a hacer keynesianismo influyendo sobre la demanda para sujetar el paro y los precios. Los economistas y los políticos aprendieron con Keynes que cuando la inflación se disparaba bastaba con generar algo de desempleo para reducirla y cuando el paro subía se podía potenciar la economía con inversión pública aun a costa de generar más inflación.
Pero el mundo empezó a cambiar a principios de los setenta. Una parte importante de las recetas. del autor de la Teoría general del empleo, el interés y el dinero quedaron superadas. El paro y la inflación, que hasta entonces solían ir por separado, empezaron a aparecer de la mano, y el desempleo y el estancamiento económico llegaron juntos.
Los expertos consultados coinciden en que ahora no puede aplicarse una política de gasto e inversión pública a lo keynesiano hasta que se reduzcan los déficits. Blas Calzada, profesor de economía y director del servicio de estudios de la Bolsa de Madrid, se autocalifica de "liberal", pero no duda en defender a Keynes. "Para mí, el problema no es Keynes, sino los keynesianos", dice uno de los más feroces fustigadores del aumento del. gasto público durante la etapa socialista. "Lo que decía Keynes es que hay que utilizar el gasto público para influir en los ciclos económicos depresivos. Es decir, que el gasto público debe usarse para salir de la crisis y luego volver al nivel en que estaba antes".
Otro economista, el catedrático de Teoría Económica, Joan Hortalá, afirma: "Sin ningún género de dudas, Keynes es uno de los economistas más brillantes de la primera mitad de siglo". "Y para los economistas liberales, también, aunque presuponga prácticas socialdemócratas". Hortalá, que ha sido consejero de Industria en Cataluña y ahora combina las clases en la universidad con la presidencia de la Bolsa de Barcelona señala: "Me considero keynesiano, pero no a rajatabla. "Lo importante de Keynes es que demostró que cuando viene la crisis no sólo se puede ajustar la economía a través de los salarios, sino de la inversión".
Joaquim Muns, catedrático de Economía y consejero del Banco de España, dice que la gran contribución de Keynes a la economía es "cómo se puede desde la demanda contribuir a activar la economía en un momento de depresión. Sus teorías sirvieron para poner en marcha la reconstrucción de la postguerra". Muns -que se autocalifica como "un liberal que no abandona la idea de la justicia social"- afirma: "La economía hoy es más compleja que en la época de Keynes. Tiene un componente financiero y un gran peso de las expectativas".
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