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Reportaje:

Sin patadas ni tacos

500 escolares de toda España participan en un trofeo de juego limpio

Unos 500 escolares de edades comprendidas entre los 10 y los 14 años abarrotaron ayer La Peineta, el estadio de atletismo de la Comunidad de Madrid. Procedían de 18 colegios de toda España y se habían citado para batirse en partidos de fútbol, pruebas de relevos, de saltos o en juegos como el del pañuelo. Todo era como en una competición normal salvo por que había que someterse a una estricta norma: el evento llevaba por nombre Trofeo Mars Juego Limpio.Todos los colegiales y colegialas daban muestran de estar de lo más concienciados: "Hay que jugar amistosamente y, si pierdes, no importa. Hay que jugar con deportividad y sisn violencia. No por ganar vamos a hacer trampas y fatidiar a los demás. Lo importante es participar", comentaban dos chavales de 12 años que defendían al colegio Veracruz de Aranda (Burgos). "¿Que si está cumpliendo lo del juego limpio? Bueno, según qué equipos. Alguno ha pegado patadas y decía tacos", se quejaba un grupo de alumnos procedente de Pontevedra.

Desde el pasado octubre, 7.000 colegios se, han involucrado en una iniciativa que parte de la Federación Española de Fútbol y de la firma Mars Incorporated: los profesores de deportes debían fomentar el espíritu deportivo entre sus alumnos. 700 de estos centros se lanzaron a preparar un periódico deportivo que sirvió para seleccionar a los 18 grupos que ayer participaron en el torneo. En estos tabloides se leían titulares como Lo que más mola de la selección española de Juego Limpio.

Los jóvenes de ayer hablaban de deportes limpios y menos limpios: entre los primeros, el tenis, la natación o el atletismo. De los segundos, todos coincidían en el fútbol. También habían seleccionado a los deportistas más pulcros: Álex Crevillé, Raúl, Iván de la Peña o Fermín Cacho entre otros.

En el estadio la actividad no cesaba: carreras y saltos por todos lados. Y mucha animación: niñas con pompones jaleando a los suyos, incluso algún pequeño había acudido con un tambor que no dudaba en hacer sonar.

De Canarias había acudido un grupo de chicas de 12 años. Su equipo de fútbol acababa de jugar frente a la selección madrileña formada por unos chicarrones de un colegio de Móstoles. "Intentábamos quitarles el balón pero no podíamos. Eran muy grandes. Pero simpáticos: nos dieron la enhorabuena cuando perdimos", decían las chicas canarias. Los de Móstoles hablaban de su victoria: "Hemos ganado 9-0. Pero a mí me han dado una patada", decía un joven enseñando las marcas de los tacos en su muslo. Aún así, todos reconocían que habían intentado que el juego fuera lo más limpio posible. Para eso se habían dado cita todos.

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