Golpes quirúrgicos contra cohetes anticuados
Los israelíes están embelesados por las imágenes que el Ejército cede cotidianamente a la televisión. Son reproducciones en blanco y negro que recuerdan el funcionamiento de las llamadas "bombas inteligentes" que Estados Unidos utilizó durante su campaña de demolición de Bagdad en la guerra del Golfo. Todos los bombardeos, en esa versión aséptica de la guerra en Líbano, demuestran la eficacia de "golpes quirúrgicos". Nadie duda de su precisión. Según Israel, en Líbano no mueren civiles, todos son "terroristas".Pero es precisamente ese esfuerzo por demostrar la superioridad tecnológica militar de Israel lo que lleva a confirmar que el último capítulo del conflicto en Líbano es un combate desigual. Los israelíes tienen dominio completo del espacio aéreo libanés. Su artillería controla todo el sector septentrional. Sus cañoneras, dotadas de misiles teledirigidos, son dueñas de todas las carreteras de la costa y de sus colinas aledañas.
En términos militares, el poderío militar de Israel está combatiendo contra los cohetes Katyusha, misiles anticuados concebidos para los combates de la II Guerra Mundial. Los cohetes, diseñados por la difunta Unión Soviética, son armas tan primitivas y poco precisas que sorprenden más por su impacto político que por su precisión y objetivo destructor.
Hay dos versiones de Katyusha: una presenta misiles de 107 milímetros y, con un poco de suerte, un alcance de hasta siete kilómetros. La otra, más avanzada, ha sido diseñada para disparar un proyectil de 190 milímetros con un alcance de 11 kilómetros. Ambas versiones tienen gran movilidad. "Para disparar un Katyusha sólo se necesita una mula para cargar el tubo y una piedra para resistir el impacto del retroceso. Es el arma ideal para Líbano. Fácil de ocultar, viaja sin dificultad y siempre hay repuestos", apuntaba ayer un observador de la ONU en la zona. "Y, sobre todo, hace mucho ruido", añadió, refiriéndose a su impacto político.
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