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Corea del Norte acusa por primera vez a Estados Unidos de avivar la tensión bélica en la península

Antonio Caño

La Administracion de Bill Clinton hizo esfuerzos ayer por reducir la tensión en la península de Corea, pese a los intentos de los Gobiernos de Corea del Norte y del Sur por implicar a Estados Unidos en la solución del conflicto reavivado en los últimos días. Mientras el régimen comunista del Norte acusó por primera vez directamente a Washington de ser responsable de los recientes sucesos ocurridos en el área, el Gobierno de Corea del Sur advirtió que no tolerará nuevas violaciones de la zona desmilitarizada y pidió la ayuda de nuevo equipo militar norteamericano para controlar la situación.

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Ninguno de los movimientos efectuados hasta ahora por esos dos países ha servido para que Estados Unidos eleve el tono de sus comentarios. El portavoz de la Casa Blanca, Michael McCurry, insistió ayer en que el Gobierno norteamericano sigue de cerca los acontecimientos en la península de Corea, pero no los interpreta todavía como signo de que se vaya a desencadenar una guerra inmediata.Washington continúa considerando que las tres incursiones hechas en los últimos días por soldados norcoreanos en la zona desmilitarizada entre las dos Coreas de noche, en pequeños grupos y de forma controlada tienen más propósitos diplomáticos que bélicos.

Los analistas en esta capital creen que el Gobierno de Pyongyang (la capital de Corea del Norte) está tratando de forzar un acuerdo militar general con Estados Unidos, al margen de Corea del Sur, al que el régimen comunista considera una marioneta en manos de los norteamericanos.

Precisamente a finales de este mes están previstas conversaciones entre Washington y Pyongyang para tratar sobre la venta de misiles norcoreanos en Oriente Próximo. El Gobierno de Corea del Norte pretende que esas conversaciones se amplíen a otros aspectos y sirvan para que Estados Unidos rebaje o elimine las sanciones económicas contra los norcoreanos.

Diálogo con Pyongyang

Representantes de la Administración norteamericana y del Gobierno de Corea del Sur tenían previsto reunirse anoche en Washington para discutir sobre las futuras conversaciones con el régimen de Pyongyang y para estudiar cómo éstas pueden servir para reducir la tensión en la zona. Los contactos entre Seúl y Washington alcanzarán su máximo nivel durante la visita de un día que el presidente Bill Clinton tiene previsto realizar la próxima semana a la capital surcoreana.

Bill Clinton pretende aprovechar esa oportunidad para reafirmar el compromiso de su país en la defensa de Corea del Sur, pero también para buscar vías que lleven al entendimiento entre las dos naciones separadas desde el armisticio de 1953. Estados Unidos cuenta actualmente con 37.000 soldados destinados en esa región.

Mientras tanto, las dos Coreas han advertido del peligro de una inminente conflagración. La agencia surcoreana Yonhap afirmaba ayer, citando a un portavoz del Ejército, que los soldados de ese país recibirán desde hoy órdenes de disparar contra las fuerzas norcoreanas que vuelvan a realizar incursiones en la zona desmilitarizada entre los dos países, establecida en el paralelo 38 al término de la guerra que las dos Coreas libraron entre 1950 y 1953.

El presidente de Corea del Sur, Kim Young Sam, ha puesto sus Fuerzas Armadas en el mayor nivel de alerta de los últimos 15 años, y ha solicitado a Estados Unidos el envío de aviones espías AWACS para controlar los movimientos de las tropas norcoreanas. Al mismo tiempo, Kim Young Sam ha solicitado la intervención de otros 30 países del mundo para que presionen al régimen de Pyongyang y lo conminen a mantener sus fuerzas militares dentro de sus límites fronterizos.

El mayor peligro ahora es que un incidente menor en la zona desmilitarizada -1.100.000 soldados del Norte y 650.000 soldados del Sur vigilan una franja minada de unos cincuenta kilómetros- provoque un conflicto de mayor envergadura.

"Inevitable desastre"

Corea del Norte, por medio de un diario oficial de ese país, acusó ayer directamente a "los belicosos cuarteles en Estados Unidos" de haber llevado la situación hasta este grado de tensión, y advirtió que Corea del Sur haría frente a un "inevitable desastre" si decide atacar a los soldados norcoreanos.

Un portavoz de las fuerzas de paz de las Naciones Unidas, el marco en el que formalmente operan las fuerzas norteamericanas desplegadas en la región, aseguró ayer que, al margen de las pequeñas incursiones nocturnas de los tres últimos días, no se han producido incidentes que hagan temer una guerra.

El secretario general de las Naciones Unidas, el egipcio Butros Butros-Gali, en una labor de "diplomacia silenciosa", se dispone a contactar con el Gobierno de Corea del Norte para tratar también de echar agua al fuego verbal desencadenado entre los Gobiernos de Pyorigyang y Seúl. Butros-Gali prepara una carta para el Gobierno de Kim Jong II en la que reiterará su oferta de buenos oficios, señalaron ayer Puentes de la ONU en Nueva York..

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