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Aquí estuvo Unabomber

La cabaña de Ted Kaczynski se converte en centro de atracción del Estado de Montana

Hasta la semana pasada, el Estado de Montana era una página más en un mapa de carreteras, un territorio casi única mente considerado por sus es pectaculares paisajes del Lejano Oeste y por recuerdos aún más lejanos, como el de haber sido donde nació Gary Cooper y el escenario de películas como La reina del ganado de Montana, con Barbara Stanwyck y Ronald Reagan. Ahora, Montana, cuya superficie les sólo ligeramente inferior a la de España, es un lugar donde un grupo de rebeldes autodenominados Freemen (Hombres Libres) se ha atrincherado en una granja para oponerse a la autoridad del Gobierno y donde el FBI parece haber dado finalmente con la guarida de Unabomber, el individuo que desde 1978 ha enviado 16 cartas bomba a profesionales relacionados con el avance tecnológico, matando a tres e hiriendo a 23.Es más que dudoso que estos nuevos acontecimientos sean motivo de orgullo para los residentes de Montana, pero lo cierto es que la cabaña de Theodore Kaczynski, el supuesto Unabomber, en el bosque que rodea al pueblo de Lincoln, es ya un destino popular que hace competencia a las cercanas Montañas Rocosas, donde las antenas de unidades móviles de televisión sustituyen a las sombrillas y los agentes no son de tráfico, sino del FBI.

Kaczynski está en custodia y sin posibilidad de salir bajo fianza. Portavoces del FBI declararon que sus expertos habían desactivado una bomba hallada el viernes en la cabaña. Se apagaba así la mecha de la tensión en Lincoln, donde los paisanos llevan camisetas con el retrato robot de Unabomber (muy distinto, por cierto, de la imagen de Kaczynski, de 53 años y con pinta de granjero barbudo con falta de sueño) y se han convertido en actores secundarios de los telediarios nacionales, a los que no pueden sino declarar topicazos como que Kaczynski era un introvertido que sólo iba al pueblo a comprar provisiones para luego volver a recluirse en su cabaña casi sin mediar palabra con nadie. "Nadie podría haber imaginado que él era Unabomber" es la frase más recurrida.

Kaczynski, que es doctor en Matemáticas y ex profesor en la universidad californiana de Berkeley, por ahora es sólo sospechoso. Pero su ya famosísima cabaña de madera -un chamizo que muchos no queman utilizar ni para guardar herramientas y cuyo valor se ha estimado en unas 50.000 pesetas- fue descrita por las autoridades como una fábrica de bombas en potencia.

Personas relacionadas con la investigación aseguran que caben pocas dudas de que Kaczynski sea Unabomber, un psicópata esquivo relativamente cultivado en su discurso contra la tecnología, menos sangriento que Charles Manson, pero que pasará a la mitología del crimen en Estados Unidos. El hallazgo del mencionado artefacto explosivo en la cabaña, al parecer preparado como trampa en caso de ser descubierto, contribuye al perfil de fugitivo del sospechoso. Las autoridades también están examinando con rayos X varias cajas de contenido incierto que Kaczynski tenía en su vivienda. El FBI decidió que, ante el amenazador avance de la prensa, lo mejor era organizar una visita controlada de los alrededores de la cabaña (sólo en el exterior y sin turno de preguntas). Así se hizo el sábado, día en que a ocho reporteros se les permitió grabar o anotar en un papel lo que se veía desde fuera: cuatro paredes de madera levantadas a mano sobre un suelo de nueve metros cuadrados y tapadas con un techo blando de material aislante. Sin agua corriente ni electricidad. Todo un contraste respecto a la vivienda de O. J. Simpson.

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