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La sombra del fanatismo que mata

La propuesta de Simón Peres, de un referéndum en Israel antes de firmar el acuerdo definitivo con los palestinos, ha suscitado una viva oposición, tanto en la izquierda como en la derecha. Tanto en el conservador Likud como en el Meretz (izquierda sionista) se acusa al primer ministro de querer ahogar al pescado, de sembrar la confusión.Pero, ¿y si Peres, lisa y llanamente, tuviera miedo? No ya a perder electores centristas, sino incluso miedo de los fanáticos nacionalistas religiosos. Según los servicios secretos, hay en Israel centenares de Yigal Amir [el asesino de Isaac Rabin] dispuestos a asesinar al jefe del Gobierno y a algunos de sus ministros.

Una amplia campaña se ha lanzado estos días por una asociación nacional-religiosa denominada Pikuah Nefesh. En las paredes, en las vallas publicitarias y en los anuncios de prensa, puede leerse la siguiente consigna: devolver una parte del gran Israel a los no judíos supone un peligro para el pueblo israelí. Costo de la campaña: unos 130 millones de pesetas. La asociación se pronuncia contra las concesiones territoriales a los palestinos previstas por el Gobierno de Peres a cambio de la paz. Y ello ocurre después de que más de 200 rabinos hayan prohibido en nombre del código religioso judío toda concesión territorial.

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Sentencia de muerte

Entre los dignatarios religiosos ha circulado, además, una carta en la que se les pedía que se manifestaran contra "el Gobierno del mal y quien está a su cabeza". Es una referencia al famoso din rodef, la sentencia de muerte contra quien persiga o amenace la vida de los judíos. El mismo din rodef fue invocado por Amir para justificar su decisión de matar a Rabin.

La comisión jurídica Shamgar, que investigó las circunstancias de la muerte del primer ministro y que acaba de hacer público su informe, trata de los fallos cometidos por los servicios de seguridad (Shin Bet y Mosad) y por la policía, pero no se refiere al clima sociopolítico que precedió al magnicidio, ni a la realidad de los medios culturales, nacionalistas y religiosos que favorecieron la eclosión de un Yigal Amir.

¿Qué utilización harán Peres y los suyos de esta situación durante la campaña? La oposición nacionalista y religiosa ya ha advertido contra la explotación partidista del asesinato de Rabin. Pero, cinco meses después de aquel trágico hecho, reaparecen las violentas requisitorias religiosas y nacionalistas contra Peres, como antes contra el fallecido ex primer ministro. Los juicios rabínicos contra el actual jefe del Gobierno reaparecen y estas singulares fatwas se ciernen como amenazas que nadie puede dejar de tener en cuenta.

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