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Tribuna:ANÁLISIS
Tribuna
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Las "presiones de Obiang"

Alfonso Armada

El presidente ecuatoguineano, Teodoro Obiang, tiene prisa. Adelantó inconstitucionalmente las elecciones presidenciales en tres meses para que no coincidieran con las legislativas españolas. Premió a los opositores Severo Moto y Andrés Moisés Mbá permitiéndoles participar con sus propios partidos en los comicios, a pesar de que no cumplían las leoninas condiciones para ser candidato por haber abandonado la Plataforma de Oposición Conjunta (POC, coalición que obtuvo espléndidos resultados en las municipales del año pasado), y castigó a Amancío Nsé, el aspirante presidencial de esta coalición -el único que cumplía todos los requisitos para participar en las elecciones- impidiéndole la Junta Electoral, presidida por el propio ministro del Interior, que concurriera.Pero la política ecuatoguineana ofrece tan curiosas como sospechosas coincidencias. Después de que los partidos que quedaban en la POC, entre ellos Convergencia para la Democracia Social (CPDS), llamaran al boicoteo en las presidenciales del pasado 25 de febrero, por considerarlas un plebiscito a mayor gloria del presidente Obiang, el alcalde democrático de Malabo, Vitoriano Bolekia, y varios concejales fue ron detenidos mientras asistían a una clase de francés, acusados de preparar un golpe de Estado, y salvajemente apaleados por la policía. La secuencia se repitió, casi como un calco después de que el CI`DS rechazara los comicios fraudulentos -en los que Obiang, único candidato tras la retirada de todos los opositores menos lino, se atribuyera el 99% de los votos- y se negara a participar en un supuesto "Gobierno de unidad nacional". Entonces el detenido fue Amancio Gabriel Nsé, que también sufrió las expeditivas maneras de la policía, de Obiang para convencerle de que tanto él como su partido debían cambiar de parecer y de actitud política.

Las presiones de Obiang a la oposición para que se integren en su Gobierno incluye la retirada de pasaportes a Moto y a otros líderes guineanos. Para miembros de la oposición al régimen en Madrid, la entrada de algunos opositores en el Gobierno intenta lavar su imagen tras la farsa de las elecciones. Lo que pretende Obiang es tener las manos libres para sacar la mayor tajada al negocio del petróleo sin el molesto y constante escrutinio de la Unión Europea y de opositores incómodos". De momento, las entrevistas personales de Obiang con prácticamente todos los líderes de los partidos opositores no han logrado su objetivo. Armengol Engonga, vicepresidente del Partido del Progreso, la formación de Moto, declaró que no pueden "participar en esa monstruosidad" de entrar en un Gobierno de Obiang. El CPDS, por su parte, ha rechazado de plano tomar parte en el Ejecutivo de Obiang, y más cuando "por una parte ofrece diálogo y por otra sigue torturando", señala Celestino Bakale, miembro de la directiva de esta formación socialdemócrata, que, sin embargo, mantiene la puerta abierta "si de verdadero diálogo se trata".

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