El serbio Goran Paskaljevic estrena por primera vez una película en España

Habla poco de cine y mucho de su país. Yugoslavia aparece en sus labios casi sin quererlo. "He perdido mi país", afirma este director de cine serbio que estrenó ayer por primera vez una película en España. La otra América, que ganó la Espiga de Oro en la pasada edición de la Seminci de Valladolid, penetra en el alma de los emigrantes. Algo que conoce bien Goran Paskaljevic, exiliado desde hace cuatro años. "Fue al estallar la guerra en mi país cuando me convertí en emigrante. No emigré a causa de la guerra sino por el movimiento ultranacionalista surgido en Yugoslavia", confiesa este cineasta nacido en Belgrado hace 48 años y miembro de la famosa escuela de cine de Praga.La otra América cuenta la trágica y cómica historia de dos inmigrantes, un montenegrino y un españoI, en Nueva York. Todo puede suceder en Brooklyn, desde despertar con el canto de un gallo hasta ordeñar una cabra, en medio de los rascacielos. El filme cuenta con la participación del yugoslavo Miki Manojlovic, en el papel de emigrante montenegrino, y el italiano Tom Conti, en el de emigrante español. La actriz francesa de origen español María Casares y la yugoslava Zorka Manojlovic (madre en la vida real de Miki Manojlovic) también trabajan en el, filme.

"Para mí lo importante es el estado del alma de las personas", afirma Paskaljevic que ha viajado a España esta semana para presentar su filme. ¿Y cual es el estado del alma de un yugoslavo corno usted` ahora? "Desastroso. No sólo he perdido mi país, también he perdido un tiempo. En mi caso nunca podré volver al país que existía antes, porque ese país ya no existe. Si vuelvo no sabré donde ir. Antes podía estar en Zagreb o Belgrado y me sentía en mi país. Ahora sólo tengo Belgrado e incluso esta ciudad ha cambiado muchísimo".Paskaljevic vuelve con regularidad a su país, donde viven su madre y sus hijos, pero carece de esperanzas para el futuro. "Temo que en mi país surja en un futuro una emigración política porque Serbia, por ejemplo, se está convirtiendo en una dictadura, al igual que Croacia. Ahora mismo no hay esperanza de que nadie aporte algo positivo o nuevo para impedir que caminemos hacia una dictadura", explica este director de ojos claros y suaves formas.

Realizador de títulos como Tiempo de milagros o Tango Argentino, Paskaljevic dice que se siente obligado a hacer una pe lícula sobre su país, La nave de locos. Lo intentó hace algún tiempo pero desistió, porque la procedencia del dinero era algo más que dudosa. "El dinero en Yugoslavia ahora lo tienen los que se aprovechan de la guerra. Me ofrecieron ese dinero pero lo rechacé. Nunca aceptaré dinero de alguien que se quiere lavar las manos con ello", dice.

Pero la hará, de eso está convencido, y versará sobre el estado del alma de los yugoslavos. "Las imágenes que se ven ahora por las televisiones son fruto del trabajo de los periodistas . Yo quiero presentar el alma de la gente. Quiero reflejar que, a pesar de los años de guerra, en Sarajevo sigue habiendo un 17% de matrimonios mixtos, lo que demuestra que a pesar de todo la vida sigue".Perdedores

La idea de La otra América surgió poco a poco, durante los frecuentes viajes de Paskaljevic a Nueva York. "Escogí para la película a un español y a un montenegrino, porque son unos perdedores, se encuentran solos y necesitan estar juntos al no estar apoyados por una comunidad como la que encuentran en Nueva York los italianos o los asiáticos". La película, que tiene previsto su estreno en Nueva York en el mes de mayo, narra la amistad que se establece entre estos dos personajes solitarios. "No he pretendido hacer un filme ni épico ni social sobre la emigración. La otra América es sobre todo la historia de una amistad, un relato intimista de estos dos emigrantes", explica el director, casado con una francesa.

Es también el retrato de tres generaciones muy marcadas y la manera de enfrentarse o asumir la separación de su tierra. La abuela necesita una cabra y un pozo; los hijos se resignan al cambio y los nietos se adaptan rápidamente a la nueva vida sin mirar jamás hacia atrás.