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Hortaleza recobra la primavera

El centro comercial donde se desactivó un coche bomba vuelve a la normalidad

Madrid

Tranquilidad después del susto. El centro comercial Gran Vía de Hortaleza abrió ayer sus puertas como cualquier jornada. Pero no era un día cualquiera: era el día después.

El miércoles por la noche la policía desactivó un coche bomba de ETA, con 28 kilos de amosal, aparcado entre el edificio de tiendas y el complejo policial de Canillas. Unos 800 oficinistas y 3.000 clientes y empleados de los comercios fueron desalojados a partir de las tres de la tarde, después de que se recibieran dos llamadas en nombre de la organización terrorista que anunciaban la presencia del automóvil explosivo.

Lo ocurrido la víspera era tema de conversación por la mañana entre los empleados de los 70 comercios y la veintena de oficinas del recinto. Los "qué susto" y "menos mal que no fue nada" alternaban con algunas anécdotas sobre la evacuación. "Fue rápida y ordenada", según un directivo del centro. Esta fuente puntualizó que nunca se habían recibido amenazas. Las medidas de seguridad eran ayer las habituales.

Entre los abundantes clientes que pululaban como cualquier mañana, algún curioso: "De paso que echo un vistazo hago algo de compra", confesaba el jubilado Julián. Pero había poco que ver.

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El hombre salía de Pryca. En el hipermercado del centro comercial, unas 200 personas empujaban el carrito sin temor entre los anaqueles repletos. "Hoy es un día normal", certificaba un responsable de seguridad del gran comercio.

La normalidad no eximía de algunas prevenciones. Como las de Carmen Fernández. Llegó desde su casa, en la UVA (unidad vecinal de absorción) de Hortaleza, sin arrimarse a los coches. "El día de la explosión también vine, ¿y si me hubiera explotado el coche a mí?", se preguntaba.Aunque te retires de los coches, la explosión te da, igual, -le dice su amiga Petra.

-Bueno, por si acaso, -desconfía Carmen. Los reparos de la mujer contrastaban con la flema de otro cliente dispuesto a mantener sus hábitos por la conveniencia de los precios. Era el colombiano Mario Martín: "En. mi país estamos familiarizados con estas cosas".Otro tranquilo era Pedro del Barrio, un ex combatiente de la guerra civil que caminaba junto al descampado donde la policía hizo explosionar el automóvil, del que río quedaba ni un resto. "Uno se da cuenta de los perjuicios que puede ocasionar una bomba. Esta vez, como avisaron, se pudo dar marcha atrás. Sin embargo, en la guerra había que ir adelante, hacia la explosión".

Como otros días, los conductores aparcan en el descampado. A un lado, las cámaras vigilan el recinto de la policía. Al otro, el centro comercial anuncia: "Primavera. ¡Vívela en Gran Vía de Hortaleza!".

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