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El pueblo de Dunblane enterrará a sus víctimas en privado

Las familias de los 16 niños de cinco y seis años asesinados él pasado miércoles en la escuela primaria de Dunblane (Escocia) han optado por la discreción y la privacidad en el acto final de esta tragedia que ha conmovido al mundo entero. A través de las autoridades locales y del propio ministro para Escocia, Michael Forsyth, han pedido a los informadores que se mantengan alejados de las diferentes iglesias y cementerios del área de Dunblane donde las 16 pequeñas víctimas y su maestra, Gwerme Mayor, recibirán sepultura a lo largo de la semana próxima.Las familias han preferido escalonar los entierros con objeto de evitar una manifestación masiva de dolor, tras la interminable semana de duelo que ha vivido Dunblane.

La visita de la reina de Inglaterra, que llegará esta tarde al pueblo acompañada de su hija, la princesa Ana, cerrará un periodo de amarga notoriedad para esta localidad escocesa. Isabel II tiene previsto asistir a un acto religioso en la catedral de Dunblane, donde se entrevistará con las autoridades educativas y conversará con varios maestros locales, antes de trasladarse a la escuela primaria, escena de la masacre, y al hospital de Stirling más tarde, donde siguen ingresados cinco de los heridos.

Peregrinación

Vecinos de Dunblane y centenares de visitantes de localidades próximas peregrinaron hasta la entrada de la escuela, cuya valla se encuentra ya casi oculta por los ramos de flores y los diversos presentes traídos por la gente. Familias enteras, con ramos de flores en las manos, hicieron cola ayer para depositar este pequeño tributo de solidaridad en el lugar de la tragedia.La escuela tiene previsto abrir sus puertas el próximo viernes, de una manera flexible. El director del centro, Ron Taylor, considera que es una buena forma de aproximarse de nuevo a un edificio cuya sola visión produce aún escalofríos. En todo caso, las clases comenzarán el lunes siguiente, mientras se discute sobre el futuro del gimnasio. La oferta del primer ministro John Major de aportar dinero público para que se edifique uno nuevo en el sitio del actual, marcado para siempre por lo ocurrido, seguía ayer en pie.

Directa o indirectamente, las autoridades locales invitaron ayer a los periodistas, todavía presentes en Dunblane, a abandonar un pueblo que quiere recuperar el ritmo de la normalidad cuanto antes. La prensa británica aseguraba ayer que el asesino, Thomas Hamilton, de 43 años, mantuvo una larga batalla con las autoridades municipales de diversos ayuntamientos escoceses durante los últimos 20 años. Hamilton se veía obligado a trasladar sus campos de vacaciones y sus clubes deportivos de un lugar a otro a medida que las respectivas autoridades le negaban los permisos o le cerraban las puertas de sus centros públicos.

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