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El Parlamento Europeo pide que no se discrimine a la agricultura mediterránea

El Parlamento Europeo aprobó ayer el dictamen consultivo sobre la organización común de mercados (OCM) de frutas y hortalizas. La cámara destrozó la columna vertebral de la propuesta de la Comisión -que deberá pasar ahora por el cedazo del Consejo de Ministros- al aprobar casi todas las grandes enmiendas: subvenciones, producción subvencionable, financiación de ayudas y periodo transitorio. El voto de los eurodiputados, que no es de obligado acatamiento para los ministros de Agricultura pero tiene gran fuerza política, viene a exigir que la agricultura mediterránea no sea discriminada frente a productos de la Europa fría.La propuesta del Parlamento eleva el coste de la OCM de frutas y hortalizas para los fondos comunitarios de 250 millones de ecus (40.000 millones de pesetas) a 900 millones de ecus (cerca de 150.000 millones de pesetas). La propuesta de la Comisión ha sido considerada muy restrictiva para la agricultura mediterránea. De los 40.000 millones de ecus (6,6 billones de pesetas) destinados a ayudas agrícolas en el presupuesto comunitario, la agricultura del sur sólo recibe el 4,3% pese a suponer el 16% de la producción final agraria europea. Los agriculores continentales acaparan la parte del león.

Estos son los ejes de las propuestas del Parlamento: en cuanto a ayudas públicas la Comisión propone un 50% organizaciones de productores, 40% fondos comunitarios y 10% el Estado afectado, y el Parlamento quiere que sea 50% productores y 50% fondos comunitarios. En retirada de productos, Bruselas propone limitar al 10% del valor de la producción la cantidad de frutas y hortalizas que pueden recibir subvenciones por su retirada desde el quinto de año de aplicación de la reforma, y el Parlamento eleva ese límite al 15%. En periodo transitorio, la Comisión quiere que sea de tres años y el Parlamento de seis.

El ponente del dictamen parlamentario, el español Miguel Arias Cañete (PP), logró el apoyo decisivo de los eurodiputados alemanes sacrificando una de sus grandes propuestas: la ampliación de la lista de productos acogidos a la OCM. El pánico alemán a que la ampliación de la lista acabara afectando al presupuesto comunitario no pudo ser vencido pese a que la lista base de la OCM se remonta a 1972.

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