Asedio a Taiwan
EL SIMULACRO de guerra que China ha declarado a Taiwan, y que proseguirá hasta el día 20, punto final de las maniobras frente las costas de la isla nacionalista, sólo ha tenido hasta el momento consecuencias económicas. Las maniobras militares con fuego real ante la costa taiwanesa suponen en la práctica un bloqueo naval de la otra China durante estas semanas que culminarán el día 23 con la primera elección democrática de un presidente de la isla. A no dudarlo, la próspera isla del Pacífico sur se recuperará pronto de los daños a su comercio sufridos durante el asedio. Y muy difícilmente evitarán las amenazas que los electores de la isla ratifiquen con todos los honores de la democracia al presidente Lee Peng-hui en el cargo.Es una doble amenaza percibida en Pekín la que le ha inducido al gigante chino a amedrentar a la isla hermana y rebelde. Son el vertiginoso progreso económico y la evolución democrática de la isla. Una'' Taiwan en régimen de dictadura, por anticomunista que fuera, era más asimilable a algún tipo de reunificación a cámara lenta que una nación democrática, donde son libres de expresarse las pulsiones hacia la independencia y la pura y simple negativa a ser absorbidos por un sistema que liquidaría las recién estrenadas libertades de los taiwaneses.
Aunque esté siempre presente el riesgo de un incidente no querido por ninguna de las partes, y pese a la guerra verbal entre Washington, Pekín y Taipei, todo parece indicar que esta operación militar acabará sin consecuencias. China ha dejado claro que, al menos por ahora, no invadirá la isla. Estados Unidos también insiste en que la presencia de sus buques es testimonial. Y Taipei reitera que no tiene intención de proclamar la independencia, que sería el casus belli para Pekín. Pero la principal lección a extraer por todos de esta minicrisis está en la voluntad de China de actuar como superpotencia en la región con métodos tan poco respetuosos con el derecho como los que utiliza para acallar a la disidencia interna.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.