"El castizo y el flamenco se parecen"
No ha cumplido 29 años y ya ejercita la nostalgia cuando habla de Madrid, su ciudad de nacimiento. Tiene el pelo negro, pero le salen canas si piensa en la ciudad que conocieron sus o os de chaval, de niño regordete que todos llamaban Bola. "Un Madrid donde se piropeaba con hombría, sin el mal gusto y las violaciones de ahora". Entre su segunda grabación y la primera han pasado los cinco años precisos para que su discográfica y él mismo maduraran. Carbonell no se apoya más de la cuenta en dinastías. Practica la fusión -ha grabado un disco con Santiago Auserón- sin sacar los pies del tiesto y distingue entre la moda del, flamenco y la buena racha de algunos grupos. Acaba de actuar en el Central.Pregunta. He leído que sólo en Lavapiés, su barrio, hay 18 maestros de guitarra.
Respuesta. Igual es un poco exagerado, pero sí hay gentes que tocan muy bien la guitarra. Y en cuanto a fabricantes, están los mejores de España.
P. ¿Qué tiene el barrio?
R. Pues que lo castizo y lo flamenco se parecen mucho. El castizo ha sido siempre coplero y fadanguero. Yo soy gitano, me he criado con los payos del barrio y hemos sido una familia.
P. ¿Pesan las dinastías?
R. No, la gente al final se olvida. Eso de las dinastías queda para los muy aficionados.
P. ¿Qué le dicen los Veranos de la Villa 1989?
R. Un recuerdo precioso; fue la primera vez que actué con mi grupo en los jardines de Cecilio Rodríguez. Salió muy bien y la gente se quedó muy sorprendida por la inclusión de un piano, percusión y violín.
P. En su disco Carmen hay una canción para el Rastro madrileño.
R. Es una bulería tango que se llama Travesía de la Comadre. Está junto a la calle del Amparo. Allí me crié, un sitio que asocio con el flamenco por la música que se oía siempre en una taberna medio derrumbaílla la pobre. Ahora no hay más que tiendas de bisutería. Aquél era un Madrid muy familiar.
P. Parece que le molesta que la ciudad haya crecido.
R. A Madrid le han tratado muy mal. Conozco algunas capitales que conservan sus centros históricos como un tesoro. Aquí, al revés, el centro es lo peor. Yo sólo me encuentro tranquilo en Lavapiés, el Rastro, Embajadores; ése es el verdadero Madrid. Goya, no. Allí, me quedo frío.
P. ¿Para trabajar?
R. Madrid es lo más importante. Pero no aciertan con las programaciones. Por ejemplo, en el último festival de flamenco, muchas estrellas, y la gente en la calle sin poder ver a Morente. No se puede hacer un cartel así sólo una vez al año.
P. ¿Es ésta una ciudad racista?
R. Los gitanos notamos unas diferencias enormes. Hay gitanos muy trabajadores y los vagos salen en todas partes.
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