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Cinco de las víctimas del accidente de Bailén, enterradas sin identificar

Miles de vecinos de Bailén acompañaron en el entierro celebrado a mediodía de ayer a los cientos de familiares de las víctimas del accidente de tráfico en el que fallecieron 29 personas el pasado miércoles por la noche. Los especialistas han identificado a 24 víctimas, que han sido enterradas en nichos en los que figura su identidad. Otras cinco personas, todavía sin identificar, han sido enterradas con un número. Las pruebas del ADN que se están realizando determinarán su identidad en un plazo aproximado de un mes. Entonces las tumbas podrán tener nombre. El choque entre un turismo y un autobús tuvo como consecuencia la calcinación de las víctimas, por lo que el reconocimiento se ha convertido en un complicado proceso.

Miles de personas asistieron ayer al sepelioPasada la una y media de la tarde salía el primer ataúd de las naves en las que han estado guardados los cadáveres. En ese momento comenzaron las escenas de dolor de los familiares. La entereza de mostrada en los últimos días desapareció ayer, cuando cada per sona pudo llorar, sobre el ataúd de su, muerto. Nunca en Bailén derramaron lágrimas tantas personas a la vez.Cientos de familiares de los fallecidos seguían a los coches fúnebres. En total, se enterraron en Bailén a 23 personas. Cuatro cadáveres fueron trasladados a las localidades vecinas de Mengíbar y Baños de la Encina, y los dos conductores de los vehículos implicados en el accidente recibieron sepultura el pasado viernes.

"Se me ha ido lo mejor de mi casa. Dios mí o, ¿por qué?", se preguntaba una anciana que seguía el coche fúnebre que trasladaba el cuerpo de su hijo. Las escenas de mayor tensión se vivieron cuando se trasladaba al cementerio a los miembros de una familia en la que fallecieron ocho personas, cuatro de ellos niños menores de 15 años. Los gritos contenidos en días anteriores rompían el silencio de la calle en la que se agolpaban cientos de personas contagiadas por el dolor.

. Los entierros se realizaron en un cementerio católico, el único que hay en Bailén, aunque la mayor parte de las víctimas eran testigos de Jehová. Finalmente no hubo ceremonia religiosa como !e había previsto, lo único que se hizo fue quitar de los ataudes las cruces que llevaban incrustadas antes de meterlos en los nichos.

El cansancio acumulado y el dolor estaba marrado en las caras de los que enterraban a sus muertos. Muchos de ellos acompañaban un coche fúnebre hasta el cementerio y tenían que volver hasta el improvisado tanatorio para acompañar a varios más. Los fallecidos eran amigos o familia entre sí y vecinos de Bailén se han encontrado con hasta diez personas de su familia muertas en el mismo accidente.

En el hospital San Agustín de Linares siguen ingresadas cinco personas que resultaron heridas en el accidente. Todas ellas evolucionan favorablemente, según los partes médicos, aunque el joven de 17 años Samuel Lara permanece todavía en la unidad de cuidados intensivos. Todas las personas internadas en el centro tienen heridas leves, pero su esta do anímico ha provocado que los médicos decidiesen prolongar su estancia en el hospital.

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