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El administrador de la UE en Mostar anuncia su dimisión

Xavier Vidal-Folch

El administrador europeo de la ciudad de Mostar, Hans Koschnick, tiró ayer la toalla ante los ministros de Exteriores de la Unión Europea (UE). Koschnick alegó el cumplimiento de una promesa a su esposa. Dijo esperar que los Quince designen sustituto en el plazo de un mes, pero aseguró que agotará su mandato -que expira el 22 de julio-, si no se encuentra un sucesor adecuado.Pese a las razones personales alegadas, Koschnick no ocultó que los enfrentamientos en la antigua Yugoslavia le han dejado un enorme impacto personal: "¡Basta ya!: la guerra en Europa es una pestilencia, si no se apagan sus llamas será un problema para toda Europa". El ex alcalde de Bremen salió ileso de un atentado el año pasado y recientemente su vehículo fue golpeado en Mostar.

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Los Quince se comprometieron a "una política de moderación" en la exportación de armas, incluso tras el levantamiento del actual embargo. "Es algo más que un brindis al sol, supone una cierta vigilancia mutua", enjuició el español Carlos Westendorp.Barcelona, España

El mediador europeo para los Balcanes, Carl Bildt, reiteró que una de las tareas decisivas del Gobierno de Sarajevo es "conseguir que vuelvan los [serbios] que se han marchado", pues el problema de los desplazados se ha agravado: "Antes teníamos refugiados de guerra y ahora, también de paz", dijo. Y urgió a una rápida convocatoria de la Conferencia Internacional de Donantes porque "los soldados desmovilizados pronto formarán un ejército de parados".

España apoyará la candidatura de Barcelona [hermanada a Sarajevo] para acoger esta conferencia en la primera quincena de abril, presentada por su alcalde, Pasqual Maragall. Exteriores dudaba en arriesgar el prestigio internacional de la ciudad, ligado a la Conferencia Euromediterránea del pasado noviembre, con una reunión de incierto resultado. "Pero la insistencia de Maragall y la impresión extraída de la visita a Bosnia" de Westendorp han inclinado la balanza, según Exteriores.

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En dicha visita Westendorp constató una nueva disposición japonesa a colaborar en el reparto de la carga de la reconstrucción. Y Barcelona puede ser una baza para convencer a países árabes y otros a colaborar en la recogida de los 5.100 millones de dólares (más de 600.000 millones de pesetas) urgentes. La UE pretende su reparto en tres tercios (el suyo, EE UU y el resto). La presidencia ha rehusado organizar el acto en Italia, y celebrarla en Bruselas equivaldría, diplomáticamente, a cargar más la cuota europea.

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