Frutas selectas
La niña que nazca el 3-M, si gana el PP, no se va a llamar Esperanza, ni Victoria, sino Chirimoya, a juzgar por la fijación que tienen en el partido con las frutas. Ayer, en Mercamadrid, Rodrigo Rato estuvo trincando un ídem entre naranjas, cual personaje de Blasco Ibáñez pasado por Popper.Pero no es sólo eso. Me resulta especialmente fascinante la tienda -habría que llamarla boutique- con aristocrático toldito que sale en el vídeo electoral, con un rótulo exquisito que reza "Frutas selectas". Cada vez que lo contemplo, y veo pulular a su alrededor a la nueva mayoría alegre y confiada, me entra un frustrante complejo de cebolla, de pimiento choricero, de berza; como mucho, de plátano canario. Y pienso que tengo poco futuro en ese mundo de manzanas relucientes, peras con golilla, piñas de exhuberante penacho, maracuyás deslumbrantes y papayas sosas pero bellas. No es la palabra frutas la que me da grima, sino la palabra selectas. Porque empiezas seleccionando las frutas y acabas prohibiendo las clases mixtas en los colegios.
La campaña -lo más parecido a la eternidad: el infierno es, sin duda, un lugar eternamente en campana electoral está entrando en la conocida fase naturalista, y las incursiones de los candidatos en lo vegetal y lo animal le dan a este tedio un toque bucólico. Una vez más, Pilar Rahola, de Esquerra Republicana de Catalunya, ha visitado un refugio de la Liga Protectora de Animales. Recordando al personal que tiene muchos en casa, ha señalado que este país está muy retrasado en derechos de los animales -lo cual es rigurosamente cierto- y ha prometido presentar una iniciativa parlamentaria en contra de la retransmisión de corridas de toros en horario infantil, como si ello fuera suficiente: habría que prohibir, también, los programas infantiles, o al menos, no dejar que los toros los vieran. Los hay que conjugan lo frutal con lo animal, como Josep Maria Trias de Bes, candidato popular por Cataluña, que en el mercado que visitó mientras su esposa hacía la compra aprovechó para decir que el PSC debe someterse a un tratamiento médico como el que está recibiendo el gorila albino Copito de Nieve.
En este nivel -mineral- de declaraciones -y ofensas: porque si Copito se presentara a las elecciones le votaría todo el mundo-, hay un capítulo bíblico, que nos remite también a Cataluña. Joaquim Molins, de CiU, ha dicho que Trias de Bes se pasó al partido de Aznar "por un plato de lentejas", lo cual está muy manido, pero siempre resulta. Mucho más bronstoniana, Rahola ha comparado a Pujol con Moisés y a los catalanes con el pueblo elegido, acusándole a continuación de dejarlo plantado frente a las murallas de Jericó.
Tal como van las cosas, ha empezado a suceder lo inevitable. Esta noche he soñado con Felipe González. Estaba el hombre despachando visitas, con una preciosa camiseta del Planet Hollywood que le había mandado Banderas, y me hacía esperar porque quería consultarme algo. Allí me encontraba yo, angustiada porque me había dejado las lentejas en el fuego y porque había quedado con Moisés para que me subiera el butano y, de paso, me tranquilizara la zarza ardiendo, y el candidato venga a hacerme esperar. Por fin se quedó solo y me dijo: "Tú que sabes tanto, dime qué puedo hacer con esto", al tiempo que se agarraba los mofletes con las dos manos. Saqué la miniaspiradora y le practiqué una liposucción instantánea que le vació por completo los carrillos de por consiguientes.
Si esto no acaba pronto, me van a tener que internar.
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