¿Océano Pacífico?
Interminables playas de arena blanca, flora tropical, gentes de amplia sonrisa y expresión amigable..., exotismo..., eran pinceladas que acudían a mi mente al imaginar las islas y atolones del Pacífico sur, pequeños paraísos en sí mismos y todos en uno. Hoy, el paraíso se ve sacudido por el desgarrador estruendo de la ciencia y de la ambición humana, todo ello en forma de pruebas nucleares en los atolones de Fangatauta y Mururoa. Francia, y en su nombre Chirac, cree que el argumento
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de la defensa nacional es suficiente para llegar allí y alterar el orden naturalmente establecido, produciendo el estremecimiento n los rostros de unos pueblos nacidos, sin duda alguna, para la paz.
El mal ya está hecho, ya se detectan las primeras radiaciones asesinas en la superficie, y es ahora cuando el señor Chirac toma la decisión de adherirse al Tratado de Prohibición Total de Pruebas Nucleares: irónico, pero real. ¿Qué replicaría Mr. Jacques si en sus costas galas retumbase el horror de una bomba atómica? ¿Consideraría, entonces, el argumento de la defensa nacional suficiente? ¿Correría a esconderse en un búnker diseñado al efecto, o quizá aparecería ante la opinión pública francesa como lo ha hecho estos días, pero pidiendo esta vez calma y comprensión al pueblo galo?
Tarde, pero la vecina Francia abandona. ¡Ojalá China tenga la lucidez necesaria para dejar al océano Pacífico seguir siéndolo ... !-
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