Regalo de dioses

Recital de Chano Lobato

Con la guitarra de Chano Ramírez.Casa Patas, 16 de febrero.

Chano Lobato se está quedando solo. Es único. único en esa flamencura al viejo estilo, una forma de ser y de estar que ennoblece el arte y que va mucho más allá de cantar mejor o peor. Todos sus recitales acaban convirtiéndose en una reunión de amigos, en la que él se siente a gusto y canta, cuenta, dice chistes, recuerda vivencias y transmite esa cálida humanidad que cautiva y emociona.Y canta, canta, canta. Lo difícil y lo fácil, lo que cantan casi todos y lo que sólo queda en la memoria y en el corazón de un impenitente nostálgico de sueños como él. Oír a Chano Lobato es siempre volver al ritual de la comunión con los ángeles y los duendes de lo jondo.

Chano Lobato es pródigo en su cante. Yo diría que es inagotable, lo conoce todo y lo canta todo, es un sabio. Con tanto saber podría embarcarse habitualmente en los cuatro o seis palos que él puede hacer bien, y nadie le haría el mínimo reproche. Pero su ética personal le lleva también a lo más difícil y ahí es donde da su permanente y magistral lección. Porque Chano Lobato hace normal para él lo que para otros es sólo flor de un día, rareza de horas de especialísima inspiración, regalo de los dioses. Yo no sé qué dioses serán los que han hecho de él un elegido, pero son sin duda dioses enamorados del mejor arte flamenco.