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"González y yo sabíamos cuál era el precio de combatir la corrupción"

Juan Alberto Belloch se muestra optimista ante las próximas elecciones, en las que concurre como cabeza de lista del PSOE por Zaragoza. Dice que no se arrepiente, sino todo lo contrario, del precio que él y el Gobierno han tenido que pagar por combatir la corrupción. Ahora, su mayor preocupación es el terrorismo. Y no sin razón: apenas 24 horas después de la entrevista, ETA asesinó en Madrid a Francisco Tomás y Valiente, lo que obligó a EL PAÍS a tener que volver a ampliar la entrevista con nuevas preguntas.Pregunta. Los asesinatos de Fernando Múgica y Tomás y Valiente parecen haber desbordado a los servicios antiterroristas. ¿Tiene usted sensación de fracaso?

Respuesta. Como decía Tomás y Valiente, cada vez que muere una persona a manos de los terroristas, muere algo de nosotros. Esa sensación se siente especialmente en este cargo, pero el sentimiento que predomina es el de la rabia y, a continuación, la determinación de seguir trabajando sin desmayo para acabar con esta lacra. Nuestra obligación es apoyar a los cuerpos de seguridad. Puedo asegurar que los servicios antiterroristas están trabajando con verdadera abnegación y con resultados palpables. No cabe el fracaso cuando se trata de los demócratas contra los fascistas.

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P. Tomás y Valiente no tenía escolta, pese a que su nombre apareció en documentos de ETA. ¿Fue ése un error policial?

R. ¿No es repugnante hablar de errores policiales después de un asesinato de los terroristas? Ya es hora de que desaparezcan de nuestra cultura este tipo de especulaciones que sólo hacen el juego a los asesinos. Las fuerzas de seguridad trabajan con total entrega y sobre esto no es justo especular.

P. ¿Seguirá la escalada terrorista en la campaña electoral?

R. ETA es una banda de asesinos que mata siempre que puede y a quien puede. La lucha contra el terrorismo es siempre una carrera de fondo en la que estamos seguros de vencer, aunque a veces el camino está lleno de obstáculos. Nuestra obligación es tratar de evitar los atentados. Quiero que los ciudadanos sepan que las fuerzas de seguridad trabajan para evitar los atentados, y ésa es la labor prioritaria a la que dedicamos nuestros mejores esfuerzos. Que nadie dude de que el trabajo dará sus frutos y pondrá a los asesinos a disposición de los tribunales.

P. El presidente del Gobierno se refirió hace unos días a la desmoralización de la policía y la achacó a factores como las polémicas de los GAL y la reinserción de etarras.

R. Mi obligación es no subrayar las culpas de nadie, sino gestionar el consenso de las fuerzas políticas. Mi papel nunca puede ser generar factores que puedan dificultarlo. La política antiterrorista no son sólo los resultados policiales, sino también factores tan importantes como el clima de violencia en las calles. Si falla cualquier elemento se perjudica la lucha, y la lucha policial sí que se resiente. Y cuando no acompañan los resultados se puede generar un sentimiento de frustración.

P. ¿No influye el escándalo de los GAL?

R. En el tema de los GAL hay dos aspectos diferenciados. Uno de ellos son los procedimientos judiciales, que son una señal de salud democrática del sistema y que deben continuar. Un Estado que es capaz de iniciar procedimientos judiciales de este tipo, lo que hace es legitimarse. Y hay que hacer una tajante distinción entre los procedimientos judiciales y lo que es la tentación, cada vez menor, de instrumentalizar partidariamente esos procesos. Esto último es contrario al sentido común.

P. ¿Tiene responsables esa instrumentalización?

R. Tengo la sensación de que está bajando la instrumentalización durante la precampaña. Pero durante la legislatura es evidente que ha existido. Tras la última reunión del Pacto de Madrid se ha comprendido la necesidad de no instrumentalizar esos hechos.

P. ¿Ha favorecido a ETA la instrumentalización del caso GAL?

R. En la posibilidad de alentar atentados creo que no. ETA mata cuando puede, no necesita excusas. Pero sí en una parte de la estrategia del terror: la ocupación de la calle y la violencia juvenil.

P. Cuando llegó al ministerio habló de la necesidad de hacer un "razonable ajuste de cuentas con el pasado". ¿Considera ahora que esa operación de levantar la tapa de las alcantarillas del Estado, tan criticada por destacados socialistas, ha sido un objetivo cumplido?

R. Ha habido críticas, pero han debido ser en voz baja, porque nunca me lo han dicho. No estarla mal que alguien lo dijera, para discutir así con nombres y apellidos. Cuando se tomó la decisión de conceder prioridad a la lucha contra la corrupción, yo era consciente de que necesariamente eso tenía costes. Y estaban asumidos. Nunca a los corruptos les puede parecer bien que los investiguen. No digo que el trabajo contra la corrupción esté acabado, pero sí digo que todos los núcleos importantes de corrupción están ahora ante los tribunales. Para la salud democrática del país, eso era imprescindible y, sin perjuicio de los posibles costes electorales, es positivo también para el futuro del proyecto socialista.

P. ¿Aunque haya puesto al PSOE como candidato a la derrota electoral?

R. Yo creo que un sector amplio de la sociedad va a pensar lo contrario y que el esfuerzo contra la corrupción es una buena razón para volver a votarnos.

P. Pero es difícil vender electoralmente que durante un decenio se hayan robado fondos reservados en Interior y otras actuaciones que hoy están en los tribunales...

R. Lo de los fondos está en los tribunales y, por tanto, no lo valoro. El poner mecanismos para controlar eso desde la legislación es la respuesta que debía darse. Que los ciudadanos elijan si nos deben votar o castigar porque hemos reaccionado contra la corrupción. Si no hubiéramos luchado contra la corrupción, ni yo ni el Gobierno ni González podríamos estar satisfechos de haber cumplido con nuestras obligaciones. Era un trabajo imprescindible.

P. ¿Aunque, como resultado de ello, hoy se presente como candidato un procesado por presunta implicación con los GAL?

R. Sobre José Barrionuevo, no voy a hacer ninguna declaración. El debate está concluido.

P. ¿El presidente y usted habían previsto el alto coste que iba a tener la operación limpieza?

R. La lucha contra la corrupción era una de las tres prioridades del Gobierno, y cuando se tomó esa decisión, el presidente y yo eramos conscientes de que no se podía hacer eso sin pagar un precio... Y estaba asumido. ¿Por qué? Porque a las personas corruptas a las que se trata de investigar nunca les parece bien que se las investigue. ¿Cómo van a estar contentos? ¡Y se revuelven! Sin embargo, todos los centros de corrupción están hoy ante los tribunales. ¡Eso era imprescindible!

P. ¿El presidente y usted habían previsto costes tan altos?

R. En lo sustancial, sí. Los correspondientes al área estricta de mininisterio estaban evaluados, sin ninguna duda. Yo lo que no tenía evaluada era la posibilidad de sustracción de documentos del Cesid. Lo digo con toda sinceridad. Ni el Gobierno ni yo teníamos datos de que se estuvieran filtrando documentos por un antiguo agente. Perote fue una sorpresa.

P. A usted se le acusa de haber roto la norma no escrita de la tradicional solidaridad entre ministros, y ex ministros del Interior.

R. Bueno, no entiendo ese concepto. Yo tengo el deber de solidaridad con un Gobierno y un programa en el que, entre otras cosas, estaba hacer una efectiva lucha contra cualquier fenómeno de irregularidad o ilegalidad. Y, por tanto, no es un problema de solidaridad personal. Pero ése es otro tema... No tiene nada que ver con el tipo de política que tienes que hacer, que es el que te encarga el presidente del Gobierno.

P. Haga una radiografía de ETA.

R. Un primer hecho objetivo es que el número de comandos es muy inferior que en otra época. Más importante que eso es que comandos ilegales [fichados] aún son menos, de forma que tienen que ser comandos legales [no fichados] los que realizan acciones que tradicionalmente hacían los ilegales. Gran parte de los atentados realizados desde el pasado noviembre son obra de comandos legales. ETA ha tenido que adaptarse a esa realidad con un aparente discurso político justificador, que cada vez es más primario, más elemental y más disparatado. Han tenido que intentar objetivos indiscriminados o que por sus características garantizan el efecto de propaganda armada, que, sin duda, es la esencia de todo el proceso. Eso es lo qué está determinando el tipo de atentados, junto al factor realmente nuevo de hacer

que la estrategia de Jarrai y otros grupos no sea una flor que crece separadamente de ETA.

P. ¿ETA y sus satélites son tan monolíticos como aparentan?

R. Hay diversas tendencias dentro de ETA-KAS-HB. Hay quienes apuestan por dejar ya este disparate y frenar la violencia. Eso, sin exagerar, ya no lo sostienen elementos marginales o expulsables, sino que es un pensamiento real en grupos muy cercanos a la propia estructura de ETA. Es verdad que hay otro grupo que opta por lo contrario y que estos meses da la impresión de que está ganando la partida: es el grupo que opta por el modelo clásico de acción-represión-acción. En ETA hay una pugna, no hay un liderazgo claro, y eso dificulta la situación.

P. ¿Qué ocurrirá?

R. La batalla que ahora hay dentro de ETA se puede orientar en un sentido o en otro. En la medida en que ETA vea que no ha logrado romper la unidad de los demócratas, es más probable que salga adelante la tesis de los que entienden que hay que frenar ese proceso. En la misma medida en que vean que tienen éxito para quebrar la unidad de los partidos, se está favoreciendo al sector que apuesta más por la violencia.

P. ¿Qué puede hacer el ciudadano contra ETA?

R. Los ciudadanos ya dieron el paso hace tiempo de ser solidarios con las instituciones que luchan contra el terrorismo. Ahora hay que pedirles algo más: el valor cívico de decir ante la policía y los jueces exactamente lo que ven.

P. ¿Qué le parece la pretensión del PP de paralizar la entrada en vigor de parte del Código Penal?

R. Eso es pura retórica y es inviable. Nunca tendrá el número de diputados para hacerlo. Es una bravata electoral. De entrada, tranquilidad. Anunciar que evitarán la entrada en vigor del Código es una prepotencia disparatada del PP. ¿Eso es lo que llaman un cambio tranquilo? No lo harán. Pero esta polémica me parece esclarecedora. Mi compañero de polémicas Francisco Alvarez Cascos, demostrando gran altura intelectual, dice que el PP ganará las elecciones si no meten la pata. En este caso, la han metido.

P. ¿Por qué no ha pedido usted todavía el carné del PSOE?

R. Como ninistro, mi compromiso con el proyecto socialista no hacía preciso el carné. Ahora bien, se puede producir una situación en la que yo considere que para el trabajo que me toque pueda ser más útil y coherente pedir el carné, y en ese caso lo pediré.

P. ¿El PSOE no ha incluido en sus listas a su viceministra Margarita Robles porque le culpa a ella de haber destapado las alcantarillas de Interior?

R. Creo que no. Si fuese así, me lo debían haber hecho pagar a mi. El problema es que Margarita tiene una absoluta lealtad al proyecto del Ministerio de Justicia e Interior, pero no tiene una identificación global con el proyecto socialista. Eso es lo que realmente se ha ido transmitiendo en el partido.

P. ¿Se imagina compartiendo un mitin con Barrionuevo?

R. De hecho, no va a ocurrir.

P. Pero podría haber ocurrido...

R. De hecho, no va a ocurrir.

P. ¿Qué pasará si tras las elecciones no se puede formar un Gobierno con mayoría absoluta?

R. Si el PSOE tuviera un diputado más, lo preferible sería la incorporación al Gobierno de los nacionalistas. Con IU hay discrepancias en temas centrales.

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