¿Qué hacemos con Yeltsin y los suyos?
Los comunistas rusos se preguntan como actuar si llegan al poder con los actuales líderes
"¡Basta!", "¡Que acabe ya!". Con expresiones de desaprobación como éstas, un centenar de comunistas acogieron a su camarada Grigori Rebrovski, secretario del comité de Moscú, cuando éste se atrevió a reflexionar en público sobre la represión política y el estalinismo, y puso el dedo en una de las llagas del partido de Guennadi Ziugánov.Rebrovski, un hombre entrado en años con una insignia de Lenin en la solapa, vino a decir el pasado martes que el programa del Partido Comunista de la Federación Rusa (PCFR) mantiene ambigüedades sobre la figura de Stalin y no deja claro si ejercerá la represión política sobre sus rivales de alcanzar el máximo poder del Estado, la presidencia de Rusia. El reproche era importante porque venía de las filas del partido y no de sus rivales políticos, y exteriorizaba las tensiones internas en la formación heredera del Partido Comunista de la Unión Sovética.
"Debemos decir bien alto que no vamos a hacer ninguna represión política, que Búrbulis y YákovIev pueden dormir tranquilos y que nunca dejaremos que se transgreda. la legalidad socialista". Al oír el nombre del ex- secretario de Estado Guennadi Búrbulis y del padre de la apertura informativa, Alexandr YákovIev, dos de los reformistas más odiados por la izquierda rusa, un rugido de indignación recorrió el salón de actos de la Unión de Periodistas de Moscú. En el escenario, impasible, estaba Ziugánov, líder del PCFR y candidato a la presidencia de Rusia.
La velada había sido organizada por la asociación Herencia Espiritual para apoyar la candidatura de Ziugánov, para la cual se han recogido ya más de 1.300.000 firmas. Herencia Espiritual es el laboratorio de la ideología del renacimiento nacional, la componente más importante y distintiva del nuevo comunismo ruso, que ha integrado las tradiciones ortodoxas, Asistió la élite ideológica, del PCFR, profesores universitarios, científicos y militares, miembros de una clase antaño acomodada y respetada y hoy empobrecida y privada de referencias nuevas.
Ziugánov estaba radiante. Acababa de llegar de la localidad suiza de Davos, donde había convivido con la élite de la economía mundial.
A juzgar por la reacción del público y por las discusiones que se produjeron a la salida del, acto, Rebrovski había tocado. temas delicados. En lo que a Stalin se refiere, los documentos del partido evitan criticarle, y en los últimos tiempos el PCFR está promocionando una rehabilitación de su figura, según el historiador Roy Medvédev, un socialista especializado en el estalinismo.
En cuanto al futuro de lo líderes rusos, si los comunistas llegan al poder, Ziugánov y los textos del PCFR han tildado reiteradamente a Yeltsin y a su equipo como "delincuentes", miembros de un "régimen de traición nacional". ¿Son estas palabras pura retórica populista o hay algo más. detrás de ellas? ¿Acaso los comunistas tienen planes para procesar a los actuales líderes de Rusia? La frase "todo se hará según la ley" con la que salen del paso Ziugánov y otros comunistas ante esta pregunta es poco tranquilizadora."Hay que convencer a la gente de que los comunistas no son monstruos sanguinarios. Si dejamos claro que no queremos represiones, que no queremos volver al estalinismo, podemos atraer a una importante parte del electorado que ahora nos tiene miedo", afirmó Rebrovski, que continuó su reflexión en el vestuario. Su interlocutora, también entrada en años, dijo estar en contra de la represión, pero la esos que ha mencionado, a ésos, hay que juzgarlos", afirmó llena de rabia.
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