Sinrazón
En el eterno conflicto entre lo urbano y lo rural, una de las víctimas más conspicuas es el ferrocarril. Bajo criterios de rentabilidad se esconde la agresión a una vertebración del territorio. Las pocas inversiones que se hacen en ferrocarriles son para los servicios de cercanías de algunas grandes ciudades (ninguna objeción), los servicios interurbanos de gran velocidad o intercity, y el bendito AVE, bandera de la modernidad y el progreso. Frente a estos servicios de gran rapidez que sólo atienden las necesidades urbanas, desaparecen los servicios regionales que atienden las de las Poblaciones pequeñas.Caen en el olvido y la depresión provincias enteras: Soria, Cuenca, Teruel, Huesca... Si no están entre dos grandes ciudades -y aun así, que Teruel se encuentra entre Valencia y Zaragoza, vergonzante línea de. tren-, perecen en el olvido del ferrocarril. Se suprimen paradas en los pueblos. Se potencia el transporte de mercancía por carretera, se olvida el paso fronterizo de Canfranc, en Huesca, se desmontan líneas, se amenaza con el cierre y se obliga a que los gobiernos autónomos financien líneas como el Transaragonés o Ferrol-Betanzos, se obliga a comunicar Murcia con Almería ¡por Alcázar de San Juan! o Lugo con Oviedo ¡por León! El dinero que cuesta mantener esas líneas, adecentar sus trenes -los que jubilan de otros recorridos- es una fracción ínfima de lo que cuesta acondicionar las líneas de velocidad elevada, o construir el AVE. El coche y el autobús relegan al tren. El asfalto frente a los raíles, el humo y el ruido frente a la electricidad, la prisa frente al paisaje, la barbarie urbana frente a la naturaleza. ¿Qué criterios con forma polisílaba, cual rentabilidad o competitividad, son éstos?¿Qué clase de sustento lógico tiene esta triste y cruel sinrazón?- Eduardo Ros. Zaragoza.
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