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Funeral católico para el gran maestro de la Gran Logia de España

Primer acto público de reconciliación entre los masones y la Iglesia

La misa de difuntos por el gran maestro de la Gran Logia de España (GLE), Lluís Salat Gusils, que falleció el pasado jueves en Barcelona, se convirtió ayer en el primer acto público de reconciliación entre la Iglesia católica y la masonería en España. Con la autorización expresa del cardenal Ricard Maria Carles, la ceremonia religiosa que se celebró en la basílica de Santa Maria del Mar estuvo cargada de simbolismo por lo que representaba de punto de encuentro entre una institución como la Iglesia y los masones, históricamente enfrentados. La cúpula de la GLE no ocultó su satisfacción por lo que el sucesor de Salat, Tomás Sarobi, definió como "el último gran servicio del fallecido a la masonería española".La iniciativa de dar el carácter de reconciliación a la misa partió de la esposa de Salat, Anzulia Verdú, cuyo deseo fue bien acogido por el cardenal de Barcelona. Lo que en un principio resultó fácil no estuvo posteriormente exento de tensiones, una vez que aparecieron publicadas las esquelas que notificaban el fallecimiento de Salat y anunciaban que la misa de cuerpo presente se celebraría en la basílica de Santa Maria del Mar. "No han faltado, las llamadas de personalidades importantes que han expresado su extrañeza por el hecho de que se autorizara el uso del magnífico templo mientras que se negó en el caso de otras personalidades durante el franquismo", explicó a este diario mosén Josep Dalmau, oficiante de la misa y uno de los primeros sacerdotes represaliados por el Tribunal de Orden Público.

La ausencia de personalidades del mundo de la política y de las finanzas fue una prueba del largo camino que aún les queda por recorrer a los francmasones españoles para sacudirse los fantasmas de un pasado que les presentaba como miembros de organizaciones perversas.

En confrontación

Mosén Dalmau destacó en su homilía el significado del acto litúrgico de ayer por lo que tiene de "reencuentro entre dos colectivos que han vivido en confrontación y a la greña". Y dijo que, una vez superado el tiempo en que el Vaticano y la masonería se creían mutuamente intrínsecamente perversos, el desafío ahora es hacer autocrítica y propiciar la reflexión respecto a estas organizaciones que agrupan a personas que profesan un sentimiento religioso laico.

La despedida al hombre considerado el artífice del resurgir de la masonería en España en 1977 congregó a gran número de masones que vestían traje oscuro y corbata negra con alfiler dorado que simbolizaba el compás y la escuadra, y se saludaban dándose tres besos en la cara. Nueve hermanos transportaron en hombros el féretro hasta el altar.

La persona que sustituirá a Salat hasta que se celebren elecciones en la GLE es Tomás Sarobi, quien anunció que seguramente los comicios serán en junio. Sarobi dijo que la etapa que ahora se abre es de continuidad y negó que vaya a producirse un relevo generacional en la cúpula. La GLE tiene en el país 163 logias, que se inscriben en la tradición de la masonería regular, la de más implantación en los países anglosajones.

Los masones eligieron Santa Maria del Mar por considerarla el templo de más solera arquitectónica de Barcelona, lo que para ellos, que se sienten los herederos de los antiguos constructores de catedrales, es una cuestión que tener en cuenta. Si una parte de la sociedad en general aún observa con recelo a los masones, ellos también se sienten de alguna manera un colectivo perseguido. Cuando el sistema de megafonía de la basílica falló en tres ocasiones y se oyeron unos ensordece dores pitidos, hubo comentarios en el sentido de que podía tratar se de un sabotaje.

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