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El voto del disparate

El discurso del absurdo de Def Con Dos, a golpe de saltarín rap y guitarras metalizadas, ha empezado a conquistar a un considerable número de gentes. Sus textos estrafalarios no son sino burla de actitudes del modo serio de vivir y actuar que tanto ironizan en sus propuestas. Es cierto que las gracietas prodigadas no habrían enganchado al personal de no haber contado con el aparato musical que las secunda. No es que sea una delicia el repetitivo entramado de riffs que sirve de soporte, pero ayuda y mucho a que la concurrencia se estimule y bote, ante los estribillos más ácidos.Dice Def Con Dos que su batalla -incruenta, sólo verbalmente agresiva- tiene el directo objetivo de combatir la estupidez. Siendo así, no le va a faltar al grupo material en el que encontrar inspiración. Uno de sus mayores aciertos puede hallarse en el negro culto a los caídos del rock. Los pobres tunos salen escaldadísimos de cada uno de sus conciertos, Yoko Ono ya está acostumbrada a ser la mala, y Sánchez Dragó tiene que saber que simboliza todo lo rechazado por Def Con Dos. Pero, siguiendo el consejo de los propios protagonistas, hay que tomárselo todo' con tiento, sin caer en la necedad que ellos mismos critican. La oferta de esta estrambótica banda es la propia de quien, sabiendo que algunas cosas no cambian, adopta la ironía como forma de distanciamiento de tanto absurdo real.

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