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'Comandos' para la violencia intelectual

No hubo problemas. Ningún incidente. Los seguidores de DCD practican hasta sus últimas consecuencias la máxima de "el rock no es violencia". César Strawberry, cantante del grupo, estaba exultante: "Este concierto demuestra que manipula quien dice que la juventud es alcohólica, pastillera y violenta". El feliz cantante recorría el camerino de un la do a otro dando gracias a todo el mundo, especialmente a los comandos que difunden su mensaje: "No funcionamos con clubes de fans. Los grupos que nos apoyan son autónomos, manifiestan su adhesión a la idea del grupo, pero no personalizan en ninguno de nosotros".La filosofia de DCD ha generado un curioso movimiento asociativo, que funciona como peñas futbolísticas que acuden en masa a todos sus conciertos. El Escuadrón de las Sombras, con casi un millar de socios, es quizás el más numeroso, aunque el propio grupo no sabe cuántos comandos ni cuántas personas se han creado en España para difundir el llamado Manifiesto Def, que acuña lemas del tipo: "Es la hora de correr a boinazos a Sánchez Dragó". Los panfletos son sus vehículos de expresión.

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El voto del disparate

Con una visible pegatina en el pecho en la que podía leerse "Nada en el mundo nos va a detener", los muchachos del Comando Picazo, uno de los grupos de apoyo logístico al grupo, repartían durante el concierto manifiestos de su organización. En los panfletos convocaban a una virtual fiesta para el inexistente 30 de febrero en Sevilla, en la que se mantearía al futurólogo Rappel. "No somos una secta", aseguraba su portavoz, el capitán Kaos, "sólo somos un grupo de amigos universitarios que damos apoyo logístico a DCD".

"Vamos a todos los conciertos de DCD en Madrid para difundir su mensaje de violencia intelectual, pero también nos gustan otras músicas, desde los Rollings a Antonio Vega. Todo menos El Fari", aseveraba el capitán Kaos. "DCD nos ha unido desde que nos fascinaron en su primer concierto, cuando mis amigos y yo estudiábamos en un colegio tan pijo como El Pilar, que tiene fama de formar ministros pero del que también sale gente como nosotros".

El primero

Pero el primer grupo de apoyo logístico que se creó en torno a DCD fue en 1990, El Escuadrón de las Sombras. Cualquier joven que quiera ser miembro de este comando autónomo sólo tiene que pasarse por El Legado Social, la tienda que el grupo tiene en el barrio de Malasaña, donde se venden gorras, camisetas, pins, pegatinas y fanzines dedicados a la banda, y dar su nombre -el verdadero y en clave- y dirección para estar puntualmente informado de los discos, conciertos y otras actividades del grupo de manera gratuita. A su lado, la Asociación de Mujeres Violentas, enfervorizadas luchadoras contra "los viejos verdes, guarros y violadores", compuesto por las novias y amigas del grupo, se encargan del puesto de camisetas en sus conciertos.

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