Los requetés de Forges
El chiste de Forges publicado en la edición de EL PAÍS del pasado 15 de enero constituye una falacia.Es un ataque indiscriminado al Requeté -constituido por los voluntarios defensores de la tradición religiosa y monárquica de España- gratuito e inmerecido, provocativo, atribuyéndonos hechos inciertos e injuriosos.
El chiste -aparte de la mala uva- contiene un despropósito: el supuesto ataque a la Declaración de los Derechos Humanos, resolución aprobada por la Asamblea General de la ONU en diciembre de 1948, cuando los carlistas hemos defendido siempre, en todos los campos y donde haya hecho falta, los derechos de la persona humana, proclamados por la Iglesia, inherentes a la dignidad que corresponde a todo ser hijo de Dios. También defendemos el derecho de las minorías, sin olvidar ni descuidar los deberes de éstos para con la comunidad.
La mayor indignidad la constituye, a mi entender, atribuir el honroso título de "requeté" a los de la banda ETA, con los que no puede haber más radicales diferencias: confesamos a Dios, frente a su materialismo marxista; somos monárquicos legitimistas, frente a su republicanismo militante, y defendemos los Fueros, frente a su pretensión centralista de sojuzgar a Navarra.
Una coincidencia de lugar -el que ETA tenga madrigueras en Vascongadas- no es suficiente para buscar artificialmente vínculos con el carlismo, aunque EL PAíS nos haya pintado a un Xabier Arzalluz cantando una estrofa del Oriamendi y Julio Anguita haya mencionado al cura Merino.
En seis guerras antiliberales durante el siglo XIX, tres de ellas carlistas, los requetés frenaron el avance de la revolución en España, y en 1936 evitaron con su sacrificio que nuestra patria se convirtiera en una república soviética más.
Y para terminar: la mayoría de los asesinados por ETA en Vascongadas y Navarra con apellidos vascos eran carlistas.
Su memoria merece más respeto, y no el trato que les ha dado Forges.-