EE UU recuerda el desastre del 'Challenger' diez años después
La generación actual expresa a través del ciberespacio sus vivencias de la catástrofe
La generación que no vio morir a JFK en directo tiene hoy una historia propia que recordar. Se cumplen 10 años de la explosión del Challenger IV, el mayor desastre en la historia, astronáutica, un episodio que ancló a millones de telespectadores a un momento sociológico imborrable. La imagen del ChaIlenger estallando en una nube de gas y humo sobre el cielo azul de Florida, poco más de un minuto después de separarse de la lanzadera, impregnó a todo el país que hoy celebrará un día de luto oficioso. Es una Imagen autoexplicativa.
La foto tomada hace 10 años en las gradas de visitantes de Cabo Cañaveral era la de decenas de caras sumidas en un dolor impotente. Esas caras sí necesitaban una explicación. Habían asumido que la NASA era tan infalible que hasta una profesora, Christa McAuliffe, podía subir a bordo del Challeger e impartir algunas lecciones de ciencia desde el espacio exterior. También viajaba otra mujer, Judith Resnik, además del japonés-americano Ellison Onizuka, Ronald McNair, el segundo afroamericano en el espacio, Dick Scobee, Michael Smith y Gregory Jarvis."Especulamos a lo loco sobre paracaídas y provisiones de oxígeno y sobre si podrían haber sobrevivido y estar flotando en el Atlántico", recuerda una de las muchas personas que esta semana han escrito mensajes electrónicos en la Internet con motivo del aniversario. Hoy la NASA estima que, de producirse ahora un desastre similar, uno o dos tripulantes podrían sobrevivir abriendo la cabina y utilizando un paracaídas en menos de un minuto. El director de la NASA, Daniel Goldin, ha dicho que la mejor forma de homenajear a las víctimas del Challenger es continuar "su audaz legado de exploración e innovación", pero advirtió: "El vuelo espacial es inherentemente peligroso y el equipo completo de la NASA lo comprende".
Siguen vivas las teorías sobre la responsabilidad de la prensa, que podría haber acosado en exceso a la NASA y a la burocracia federal por los constantes retrasos en el lanzamiento, hasta conseguir que se apresurara el lanzamiento; y sobre Morton Thiokol, el fabricante que no hizo caso a los críticos y vendió la fatídica pieza del motor que reaccionó mal en el frío de la madrugada de Florida. Ni la respuesta a estas cuestiones, ni actos conmemorativos como el previsto para hoy en el Centro Espacial Kennedy aliviarán el impacto sobre la generación que lo contempló desde sus aulas y hoy lo recuerda en el ciberespacio. Éstas son algunas de sus impresiones.
"Yo estaba en preescolar. Era primer lanzamiento que iba a ver. En mi clase había una televisión, y la profesora la encendió cuando empezaba el despegue. Todos los ojos estaban sobre la pantalla mientras la nave salía de la lanzadera. Entonces. Después de unos segundos, ¡bum!. Todos, especialmente las chicas, estaban gritando y querían irse a casa". "Estaba en la cola de la cafetería de la escuela cuando uno de los cocineros dijo que se había estrellado. Cuando vimos lo que había pasado por la televisión, inmediatamente la NASA fue el malo de la película".
"Estaba en la escuela de Florida y salimos a ver esas infames torres de humo en el cielo. Yo y todo el mundo estábamos tratando de no creerlo. Incuestionablemente, fue el dónde estabas tú de nuestra generación, y algo que me afectó más profundamente de lo que podía haber previsto. Los astronautas que murieron y su trabajo no merecían el patriotismo nocivo con el que crecimos".
"Vi la explosión desde un aparcamiento en Altamont, a 60 kilómetros de Cabo Cañaveral. Supe que todo estaba mal: el lanzamiento, la NASA: trataron de someter un cohete al ritmo de un avión comercial".
"Es importante recordar que los que murieron trabajadores haciendo su trabajo, y fue porque las empresas responsables de construir el aparato y la NASA no les facilitaron un entorno seguro. Como miles de trabajadores cada año, murieron en el puesto de trabajo".
"Tengo 4 fotos reales de la explosión. Si a alguien le interesa comprarlas, que me llame". "Sé que va a sonar raro, pero yo soñé con el accidente tres horas antes. Soñé que era uno de los astronautas. Justo cuando el cohete explotaba, me desperté. Entonces entró mi compañero de habitación y me contó el accidente". "Yo estaba en segundo de BUP y en medio de una clase el director nos lo dijo. Una chica que se llamaba Leslie empezó a llorar, y me acuerdo de mirarla y pensar: aquí estaba yo cuando lo oí, y algún día, alguien me lo va a preguntar".
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