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Ana Ferrer interroga por segunda vez al preso que dice que vio cómo mataban a Susana

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La juez Ana Ferrer, instructora de la muerte de Susana Ruiz -la chica de 16 años cuyo cadáver fue hallado en un descampado de San Blas en febrero de 1993- tuvo ayer un día ajetreado. Ferrer interrogó ayer por segunda vez, durante más de una hora, al preso de la cárcel de Guadalajara que asegura haber visto cómo y quiénes mataron a Susana; y, al filo del mediodía, se desplazó al caserón abandonado de San Blas en el que estuvo Susana la noche de su desaparición para practicar unas diligencias. Además, ordenó que se guardase silencio sobre el testimonio del preso.

Además de la juez y el preso -Antonio Moreno Piqueras, de 22 años, y ex miembro del grupo ultraderechista Bases Autónomas-, a las diligencias efectuadas en el caserón asistió el abogado de la familia de Susana, Hemenegildo Pérez Bolaños. El inspector jefe de la Brigada de Homicidios de Madrid, Esmeraldo Rapino, también estuvo ayer en el juzgado de Ana Ferrer, el 16 de la plaza de Castilla.El citado caserón se halla en San Blas, y fue en él donde, la noche del 9 de enero de 1993, se celebró, la fiesta de cumpleaños en la que se vio a Susana por última vez con vida. Su cadáver fue hallado 45 días después a 400 metros del caserón, ubicado en un descampado que media entre San Blas y Coslada.

Moreno, que cumple en Guadalajara un año de prisión por un robo, acudió esposado al juzgado para completar la declaración, voluntaria, que efectuó hace dos semanas. En esa ocasión, Moreno aseguró a Ferrer, sin dar nombres, que fueron dos hijos de personas relevantes, y adscritos a Bases Autónomas, los autores de la muerte de Susana. También indicó que Susana fue estrangulada iras recibir un golpe en la cabeza con una piedra.

A juzgar por la inquietud que se vivía en la mañana de ayer en el juzgado, todo indica que Moreno sí facilitó ayer la identidad de los rapados que, según él, mataron a la chica. Precisamente, un informe del catedrático de Medicina Legal de Sevilla. Luis Frontela que obra en poder de la juez señala que la chica fue estrangulada. Frontela, que actúa en representación de la familia de Susana, ha analizado científicamente las fotografías del cadáver y ha observado la presencia de huellas humanas en su cuello.

El cadáver de Susana, según la autopsia, tenía el hioides (la nuez) roto, pero los forenses no pudieron determinar si esta lesión se produjo antes o después de su fallecimiento. Pérez Bolaños ha pedido al juzgado, basándose en los nuevos datos surgidos y en el informe de Frontela, que autorice la exhumación del cadáver para practicarle una segunda autopsia. Angel Ruiz, padre de Susana, acudió ayer, junto con su esposa, a la plaza de Castilla. Señaló que su abogado no le había informado de las diligencias que se estaban practicando, pero expresó su convencimiento de que el segundo testimonio del preso iba a ser "muy importante". "Debemos tener paciencia", señaló a los periodistas, por su lado, la madre de Susana; "me he llevado ya tantas desilusiones con Orellana, que esta vez me parece mentira que podamos sacar algo en claro". La madre de Susana se refería a José Alberto Zamorano Orellana, el rapado que dejó una grabación en la que, también, relacionaba a Bases Autónomas con la muerte de Susana. Tanto Zamorano Orellana como el preso de Guadalajara son ex rapados y han tenido relación con Bases Autónomas.

Zamorano Orellana grabó la cinta y huyó de su casa (estuvo ilocalizable un año) con el aviso de que fuese entregada a la policía si a él le ocurría algo. Aseguró que sus antiguos compañeros ultras le habían amenazado de muerte porque sabía demasiado sobre varios crímenes; entre ellos, el de Susana. En vista de la grabación, la Audiencia de Madrid ordenó a la juez Ferrer que reabriese el caso, que había sido cerrado en julio de 1994. Y se cerró porque la autopsia indicaba que el cadáver de Susana carecía de signos de violencia.

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Tras un año en paradero desconocido, la juez Ferrer pudo interrogar a Zamorano Orellana, pero sin éxito. El ex rapado afirmó que él "realmente no sabía nada" sobre la muerte de Susana, y que grabó la cinta porque estaba amenazado. Cuando parecía que el caso estaba abocado de nuevo al archivo, la juez tuvo conocimiento, a través del director del centro penitenciario de Guadalajara, que un interno de su centro -Moreno- presenció supuestamente el crimen y que quería confesar.

La magistrada estudia si aultoriza otra autopsia

La juez Ana Ferrer está estudiando la conveniencia de autorizar la exhumación del cadáver de Susana Ruiz para efectuarle una segunda autopsia, según informaron ayer fuentes cercanas a la investigación. Hermenegildo Pérez, abogado de la familia de Susana, exige que la autopsia la desarolle el forense Luis Frontela, catedrático de Medicina Legal de la Universidad de Sevilla. La familia de Susana no tendría ningún inconveniente en que otros forenses presencie la prueba e incluso emitan sus informes.Según fuentes próximas a la familia, Frontela está dispuesto a viajar a Madrid para explicarle a la juez en qué datos científicos se basa para entender que la chica fue estragulada. Este forense ha emitido ya un informe, basado en las fotografías del cadáver de Susana, en el que advierte que el cuello de Susana presenta "marcas en sus partes blandas", y dice que es preciso practicar una segunda autopsia para ahondar en su tesis. Según Frontela, en el cuello de Susana "están las huellas" de los autores de su muerte.

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