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Hillary Clinton niega bajo juramento las sospechas sobre ella por el 'caso Whitewater'

Antonio Caño

Hillary Rodham Clinton afirmó ayer bajo juramento ante el gran jurado que investiga el caso Whitewater que nunca intentó ocultar pruebas y que no sabe nada sobre la misteriosa aparición en la Casa Blanca de unos documentos que llevaban dos años perdidos. Después de más de cuatro horas de interrogatorio, la primera dama de Estados Unidos salió de la sala del tribunal sonriente, segura de haber ofrecido toda la información de que disponía y con la esperanza de haber logrado que se desvanecieran para siempre las sospechas sobre su conducta.

Serán ahora los investigadores los que ahora tendrán que decidir si creen a la esposa del presidente, si vuelven a convocarla o si encuentran materia suficiente para procesarla.'Estuve encantada de tener la oportunidad de decirle al gran jurado lo que he estado diciendole a ustedes: No sé como los archivos de las facturas fueron encontrados donde fueron encontrados", declaró Hillary Clinton a los periodistas.

La primera dama se refería a unos papeles que una de sus ayudantes encontró a principios de enero sobre la mesa de una de las habitaciones de la Casa Blanca. Los documentos habían sido reclamados por el investigador especial de Whitewater, Kenneth Starr, hacía dos años, pero nadie podía encontrarlos. Esas facturas podrían probar que Hillary Clinton había tenido más contacto del que dijo con un negocio fraudulento hace una década, cuando trabajaba como abogada en Arkansas. Según la primera dama, al contrario, los documentos ratifican todas sus declaraciones anteriores sobre Whitewater.

En el interrogatorio de ayer, los 23 miembros del gran jurado y el fiscal especial trataron de escarbar en ese laberinto para encontrar contradicciones en el testimonio de Hillary Clinton o algún hilo que conduzca hacia la verdad en este episodio. La primera dema había declarado ya en tres ocasiones ante Kenneth Starr, pero nunca en presencia del gran jurado. Es la primera esposa de un presidente de Estados Unidos que se ve en esa situación. Un gran jurado es un grupo de ciudadanos elegidos para decidir si existe materia suficiente para abrir una causa criminal. Hillary Clinton, que prestó declaración en secreto y sin la presencia de su abogado, fue citada como testigo, no como sospechosa de ningún delito.

"Yo me alegro"

Yo, como todos los demás, quisiera saber la respuesta sobre cómo esos documentos aparecieron después de todos estos años. Yo me alegro de que aparecieran porque confirman lo que yo había estado diciendo", dijo Hillary, que es la única persona autorizada por la ley para comentar lo que ocurrió en el interrogatorio.

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La primera dama, que se prestó voluntariamente a hablar con los periodistas, manifestó que le habían hecho otras preguntas, además de las que tenían que ver con las facturas, pero no precisó cuáles habían sido. El gran jurado está tratado de determinar actualmente dos elementos del caso:

- Si la primera dama trató de ocultar pruebas escondiendo los documentos.

- Si la primera dama y el presidente son sospechosos de haber participado en algún negocio ilegal relacionado con Whitewater.

Whitewater es el nombre de una inversión inmobiliaria que los Clinton hicieron en Arkansas a finales de los años setenta. En tomo a esa inversión, que fracasó poco después, se generó una compleja trama financiera, que afecta a la firma bancaria Madison y al despacho de abogados Rose, en la cual los Clinton han sido mencionados como responsables de haber favorecido a su socio con dinero del contribuyente.

Gran expectación

La comparecencia de la primera dama ante el gran jurado provocó una expectación extraordinaria en Washington. Numerosas personas se concentraron en la puerta del tribunal, tanto a la entrada como a la salida de la primera dama, para expresar, mayoritariamente, su respaldo a Hillary. Algunos de los presentes extendieron también pancartas en su contra.

La primera dama, que confesó que podía pensar en un millón de lugares en los que habría preferido pasar el día de ayer, dijo que estaba dispuesta a colaborar con la investigación hasta las últimas consecuencias porque ella era 9a más beneficiada en que este asunto llegue a su final".

El misterio de los papeles desaparecidos fue revelado la pasada semana ante un comité del Senado que también investiga sobre Whitewater por Carolyn Huber, una ayudante de Hillary Clinton. Cuando eso se supo, el fiscal. Starr, un conservador que había trabajado en la Administración de Ronald Reagan, se irritó con la Casa Blanca y decidió convocar a la primera dama. El gran jurado ha citado también a declarar a empleados de la Casa Blanca a los que se cree informados del movimiento de personas que existe en la habitación en la que los documentos fueron hallados. Esa habitación, conocida como Book Room, tiene acceso a los cuartos del servicio, al ' gimnasio y a la oficina privada de Hillary Clinton.

Una acusación firme por la desaparición de los documentos convertiría a Hillary en sospechosa de encubrimiento, que es el delito que acabó con Richard Nixon en el escándalo Watergate. Una acusación sobre comportamiento delictivo en la bancarrota de e situaría a los investigadores sobre la pista del presidente Clinton, que fue quien, siendo gobernador, respaldó la solvencia de esa firma financiera.

Poderosas damas

Hillary Clinton puede ser la única primera dama de EE UU citada a declarar ante un gran jurado, pero no es la única cuya actuación es motivo de polémica a en ejercer influencia sobre las decisiones, del presidente.El papel de Nancy en la Administración. de Ronald Reagan era tan determinante que en una ocasión se la consideró responsable del despido -nada menos- del jefe de Gabinete, Donald Regan.

Eleanor Roosevelt se convirtió en el símbolo del ala izquierda de la Administración de su marido, y construyó su propia plataforma política por medio de la columna periodística My Day. Jimmy Carter es famoso por no haber tomado ninguna medida de importancia sin consultar con su esposa, Rosalynn. George Bush utilizó intensamente a Bárbara en la recta final de la campaña electoral de 1992, cuando ella era mucho más popular que él. Y Edith Wilson fue considerada como el presidente de hecho cuando Woodrow quedó semiparalizado por una embolia. Jacqueline, sin haber alcanzado nunca relevancia política, fue fundamental también en la elaboración de la imagen idílica de John Kennedy.

En ninguna caso, sin embargo, el poder de la primera dama ha sido oficialmente reconocido fuera de las habitaciones privadas de la Casa Blanca. La principal diferencia con Hillary es que ella quiso redefinir la función de su cargo y actuar como portavoz de su marido o supersecretaria de su Administración.

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