Yeltsin se atribuye el éxito del ingreso de Rusia en el Consejo de Europa
El presidente ruso, Borís Yeltsin, se congratuló ayer por la admisión de Moscú en el Consejo de Europa (CE), que presentó casi como una victoria personal obtenida gracias a las llamadas telefónicas que hizo a los dirigentes europeos. "Como presidente, hablé con cada uno de los jefes de los Estados del CE para convencerlos de que era necesario que Rusia ingresara en esta institución. No se puede echar a Rusia de Europa; no sólo porque es parte de este continente, sino también porque es un puente con Asia", declaró Yeltsin.
La aceptación de Rusia en el CE exige al Kremlin adherirse a varias convenciones internacionales y promover reformas. en una serie de campos, pero muchos piensan que Moscú no está en condiciones de cumplir las obligaciones adquiridas.Entre la veintena de puntos que Rusia se ha comprometido a cumplir para lograr la admisión hay algunos que poco o nada tienen que ver con los derechos humanos y la democracia. Entre éstos destaca el que exige cumplir el tratado sobre reducción de las fuerzas convencionales en Europa, firmado cuando aún existía la URSS y que ahora ha dejado a Rusia con graves problemas militares.
El ministro de Defensa, Pável Grachov, ha explicado en más de una ocasión que Moscú no -puede cumplir con las prescripciones del tratado, por lo menos en la región del Cáucaso. También al campo militar pertenece el punto por el que Rusia se compromete a ratificar en los seis próximos meses el acuerdo firmado con Moldavia y a retirar antes de octubre de 1997 todas sus tropas de esa república.
El problema radica aquí en la existencia, en territorio oficialmente moldavo, de la autoproclamada República del Transdniéster, donde se hallan emplazados los soldados rusos. La población de esa zona está en contra de su retirada, ya que ve en ellos la garantía de que los moldavos no les atacarán. Después de la victoria comunista en las elecciones parlamentarias rusas, parece difícil que la Duma ratifique el tratado y abandone a su suerte a los rusohablantes del Transdniéster que, por lo demás, en su mayoría son simpatizantes comunistas.
Rusia también se ha comprometido a ratificar en el plazo de un año la Convención Europea de Derechos Humanos, la de Prevención de la Tortura y la de Protección de las Minorías. Además, debe continuar la reforma de los códigos penal y civil; mejorar las condiciones de detención en las prisiones, que desde ahora deberán depender del Ministerio de Justicia; abolir la pena de muerte en el plazo de tres años y congelar las ejecuciones desde el día que ingrese efectivamente en el CE.
Todas estos compromisos no son fáciles de cumplir, pero hay otros puntos mucho más complicados aún, ya que habrá que superar la resistencia de instituciones muy poderosas. Por ejemplo, suprimir el derecho del Servicio Federal de Seguridad (antiguo KGB) a tener sus propias cárceles, permitir la libre circulación internacional de personas que conocen secretos de Estado, crear un servicio civil como alternativa al militar, luchar contra los malos tratos en el Ejército o entregar a la justicia a los responsables de violaciones de derechos humanos durante la guerra en Chechenia.
Mientras tanto, grupos de derechos humanos lamentaron ayer el voto favorable a Moscú en el CE, y Serguéi Kovaliov, diputado y antiguo Defensor del Pueblo, declaró que duda de que Europa comprenda su responsablidad respecto a Rusia, habida cuenta del comportamiento de otra organización mayoritariamente europea: la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), cuyos miembros "huyeron cobardemente antes de las elecciones [de diciembre] en Grozni".
Su huida se debió, según Kovaliov, a que no querían ver que era imposible realizar comicios libres porque entonces "deberían enemistarse con el poder federal ruso o mentir".
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