El Ecofin intentará hoy transmitir un mensaje de confianza en la recuperación económica
Los poderosos ministros de Economía de los Quince, el Ecofin, se reúnen hoy por primera vez desde que se inició la presidencia italiana, el 1 de enero pasado. El encuentro está aparentemente libre de tensiones porque los ministros no han de decidir prácticamente nada, pero la evidencia de que la evolución de la economía no es tan optimista como se auguraba puede traer algo más que correctas palabras a la mesa de los ministros. Se augura más unanimidad de puertas afuera que de puertas adentro.Hacia el exterior saldrá un mensaje de confianza en las propias fuerzas, gemelo al que lanzó el G-7 el sábado- en París: el estancamiento económico es temporal, todo indica que viviremos un crecimiento sostenido, hay que proseguir con las reformas estructurales, el paro es nuestro principal problema, el mejor remedio es perseverar en la política de convergencia...
Los mensajes internos corren el riesgo de trascender menos al gran público. La sombra real o imaginaria- de un parón económico y el temario general del orden del día -con pocas decisiones y mucho debate de fondo- dibujan el escenario ideal para que cada ministro tome distancias en beneficio propio sobre lo que serán las dos grandes discusiones de los próximos meses: la relación entre las monedas que entran en la moneda única y las que se quedan a la espera y el Pacto de Estabilidad para mantener la política de convergencia. La presidencia italiana quiere también rescatar del olvido algunos temas de gran calado y seculao7bloqueo político, como el del futuro régimen fiscal definitivo entre los Quince.
Una vez más, el alemán Theo Waigel centrará la atención de los medios y quizá de los ministros. Los malos datos de la economía alemana centran la inquietud de los mercados y se convierten en el mejor argumento de quienes siguen augurando tropiezos en el largo camino hacia la moneda única. Waigel dejó caer sobre la mesa del G-7 un comentario que puede traer cola: el anuncio de Chirac de que se prepara un paquete de iniciativas medidas franco-germanas "ha sido precipitado". La ' "mano dura" prometida por Waigel a quienes rompan la disciplina de la convergencia corre el riesgo de volverse contra su mentor.
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