Prácticas de seducción en movimiento
La sentencia que condenó a Jean Claude Decaux por soborno describe (véase EL PAÍS del 1 de diciembre) los viajes de que disfrutó el alcalde de Lieja gracias a la generosidad de la empresa de mobiliario urbano que luego obtendría el contrato en esa ciudad, belga.Édouard Close, socialista, visitó entre, 1985 y 1987 los paraísos de Isla Mauricio, Córcega, Cerdeña, Yemen y Agadir; y localidades turísticas españolas, acompañado de su jefe de gabinete. Todos estos lujos costaron casi siete millones de francos belgas (28 millones de pesetas).
Pero no sólo obtuvo viajes de placer. Parte de su campaña electoral fue sufragada también por Decaux, que le entregó cuatro millones de francos belgas (16,6 millones de pesetas).
Su abogado defensor expuso en el juicio que las "prácticas de seducción" de Decaux son comparables a las de una firma farmacéutica cuando invita a un médico de una universidad pública a un viaje a las Antillas. Los riepresentantes de Decaux señalaron también que "entre 400 y 500 personas" se benefician en Europa de sus atenciones. "Simples relaciones públicas", se excusaron.
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