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Valor para votar en Jerusalén

Derechistas israelíes e izquierdistas árabes tratan de amedrentar a los electores con mensajes intimidatorios

Es un panfleto impreso en blanco y negro y con un mensaje breve lo que desde ayer preocupa gravemente al palestino Munir N., un vendedor de electrodomésticos que hasta hace poco apoyaba con, gran entusiasmo la campaña electoral que debe culminar con la votación del sábado. Prueba de sus ilusiones son los retratos de los candidatos sonrientes colocados en su escaparate. Pero Munir tiene ahora serias dudas. "Mira", dice mostrando una hoja de papel sin firma ni sello. "Si votas en las elecciones, olvídate de tus beneficios sociales, servicios públicos y de tu permiso de residencia. Elige tú, reza el panfleto.Como si esto no bastara, en la puerta de su pequeño negocio de la calle de Salahadín, en el corazón del Jerusalén árabe, alguien ha pegado un cartel igualmente intimidatorio: "Votar en Jerusalén bajo la ocupación israelí es un acto de complicidad con el enemigo".

Munir, un hombre fornido y usualmente locuaz, confiesa sombríamente hallarse atrapado en un dilema. El, panfleto, impreso por algún grupo de la derecha israelí, y el cartel, obra de las facciones palestinas izquierdistas igualmente opuestas al proceso de paz, le han hecho caer súbitamente en la cuenta de que votar puede resultar contraproducente en el microcosmos de la cuestión de Jerusalén que es la calle de Salahadín. Munir, con tres hijos, suplica que no se publique su apellido. "No quiero problemas"' dice. Y pregunta: "¿Por qué no nos dejan vivir en paz y hacer tranquilamente lo que nos dicta nuestra conciencia?". Ello es particularmente difícil a medida que la campaña electoral va profundizando el conflicto en el magma mismo del viejo problema árabe-israelí. Los derechistas israelíes, los izquierdistas palestinos y, como siempre, los islamistas de Hamás van a tratar de que el proyecto político que permitirá a Yasir Arafat consolidar su poder en los territorios autónomos de Gaza y Cisjordania y en el sector palestino, de Jerusalén oriental, bajo el control de Israel, sea un gran fiasco. Palestinos e israelíes aun no se han puesto de acuerdo sobre la votación en Jerusalén. Se perfila complicada y controvertida. De los aproximadamente 45.000 electores palestinos registrados en la dividida ciudad santa, sólo 4.600 podrán hacerlo dentro del perímetro de la ciudad. Se han habilitado para ellos centros de votación (que los palestinos quieren llamar "colegios electorales" y que los israelíes insisten en definir como "sedes especiales") en las oficinas de correos. El resto tendrá que votar en seis suburbios cisjordanos e incluso en Belén.Por ejemplo, si un palestino residente en el Monte de los Olivos quiere votar, tendrá que trasladarse a la aldea vecina de Abu Dis, un viaje de cuatro kilómetros con controles del Ejército israelí de por medio. Otro que vive en el barrio de Sheij Jerrá, al final de la calle de Salahadín, tendrá que viajar al suburbio de Dahat al Baida, camino de Ramala. Nada fácil.

Para complicar aún más las cosas, todavía no está del todo claro si las oficinas de correos que deberán funcionar como centro receptor de votos van a cerrar el día de las elecciones, como todos los sábados, o si las autoridades van a ceder a la presión de los grupos derechistas israelíes que, por su parte, están divididos entre quienes abogan por cerrar las oficinas del todo y los que quieren que abran, deliberada y excepcionalmente, al público con el exclusivo propósito de entorpecer la votación.

Los colonos judíos han anunciado para ese día una gran manifestación de repudio al proceso de paz alegando que los palestinos no tienen derecho alguno para votar en Jerusalén, ciudad que consideran propiedad única, eterna e indivisible del Estado judío."Lo que nos espera es un día de caos absoluto", decía anoche un portavoz de la policía israelí. Las autoridades proyectan despachar una fuerza adicional de 2.000 policías para evitar disturbios. Lo que supone que por cada dos electores palestinos con derecho a votar dentro de la jurisdicción de. Jerusalén, habrá un policía adicional.Visiblemente abrumado por las preocupaciones, el dirigente palestino Faisal al Huseini advirtió ayer que el sábado puede ser una jornada de violencia. "Si las oficinas de correos permanecen abiertas en Jerusalén, se facilitará el acceso de las organizaciones extremistas judías a los lugares de sus sueños. Será como colocar gasolina al lado de una hoguera", dijo.

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