Una década de normalización
Hoy se cumple el décimo aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre España e Israel. Israel estableció relaciones con la mayoría de los países europeos inmediatamente después de su independencia en 1948. España fue uno de los últimos países europeos con los que intercambiamos embajadores. Diversos factores históricos y políticos determinaron este retraso, y los sedimentos del pasado influyeron en ello de modo determinante. Hoy, transcurrida una década, es importante analizar las razones que llevaron al establecimiento de las relaciones y las distintas etapas que caracterizan este periodo.El proceso de democratización en España iniciado a finales de 1975 y la mayor apertura hacia Europa que trajo consigo influyeron de modo determinante en amplios sectores de la opinión pública española, que consideraban que había que poner fin a una anomalía histórica -la ausencia de relaciones- e iniciar un nuevo capítulo en las relaciones entre los dos pueblos.
La visita de Arafat a España y su encuentro con Adolfo Suárez levantaron una oleada de críticas no sólo en Israel y en Occidente, sino también -y por primera vez- en España; situación que posiblemente impulsó de modo indirecto las actividades de las asociaciones de amistad España-Israel. También la renovada comunidad judía española desempeñó un papel destacado en el proceso de acercamiento entre España e Israel. Por su parte, Israel realizó una intensa labor diplomática y política para favorecer el establecimiento de relaciones diplomáticas. Finalmente, el 17 de enero de 1986, España e Israel anunciaban públicamente el establecimiento de relaciones diplomáticas plenas. Atrás quedaban cerca de cuatro décadas del desencuentro.
Durante los primeros años, las relaciones fueron consolidándose, aunque lenta y tímidamente, debido al peso de un prolongado vacío de relaciones y a la difícil situación de Israel en la escena internacional provocada por el inicio de la Intifada (diciembre de 1987).
No cabe duda de que en el futuro, y con una mayor perspectiva histórica, los analistas destacarán la Conferencia de Paz de Madrid (octubre de 1991) como un momento clave en el desarrollo y consolidación de las relaciones bilaterales entre nuestros países. La decisión del entonces secretario de Estado norteamericano, James Baker, de elegir Madrid como sede de la Conferencia de Paz, vista retrospectivamente, se transformó en un catalizador de las relaciones entre España e Israel, pero también pone en evidencia que no sólo los árabes, sino que también los israelíes, veían a España, ya en aquel momento, como un amigo y mediador honesto. Los buenos oficios de la diplomacia española y una postura más equilibrada ante el conflicto árabe-israelí y el proceso de paz contribuyeron significativamente al éxito de la Conferencia de Madrid, convirtiendo a España en uno de los actores del proceso de paz, cuya más reciente contribución a la estabilidad en tornó al Mediterráneo ha sido la organización de la Conferencia Euromediterránea de Barcelona, con la participación de los países de la Unión Europea y sus socios mediterráneos, incluidos Israel, Siria y la Autoridad Palestina.
La Conferencia de Madrid, pues, marca el inicio de una nueva etapa en las relaciones bilaterales entre España e Israel, caracterizada por la normalización y el estrechamiento de las relaciones en todos los ámbitos. En diciembre de 1991, inmediatamente después de la Conferencia, Felipe González realiza la primera visita oficial de un presidente del Gobierno español a Israel. En el marco de las conmemoraciones del quinto centenario de la expulsión de los judíos, el presidente de Israel visita España. Un año después, tuvo lugar la histórica visita de sus majestades los Reyes a Israel, que fueron recibidos con especial cariño e ilusión por los israelíes, como si aquella visita hubiera cerrado un círculo en las relaciones entre ambos pueblos.
Paralelamente a la intensificación y normalización de los contactos políticos a todos los niveles, las relaciones en otros ámbitos cobraron un nuevo impulso. El intercambio de visitas de conjuntos de danza y música, orquestas, exposiciones, artistas, científicos y delegaciones comerciales se ha ido convirtiendo en un hecho habitual. El intercambio turístico ha aumentado de modo significativo en los últimos años, y el acuerdo de supresión de visados está facilitando las visitas en ambos sentidos.
El intercambio comercial también ha tenido un importante crecimiento. Tras una década de relaciones, el volumen de intercambio comercial a finales de 1995 era de unos ochocientos millones de dólares anuales, con un saldo favorable a España. Las expectativas de desarrollo del intercambio comercial durante la segunda década de relaciones son enormes, en parte gracias al acuerdo entre Israel y la Unión Europea firmado el 20 de noviembre en Bruselas bajo la presidencia española, que desempeñó un papel muy positivo a lo largo de las negociaciones. La cota de los mil millones de dólares es un objetivo que alcanzaremos antes del año 2000.
El asesinato de Yitzhak Rabin ha causado una enorme conmoción en la sociedad israelí. Para mí, recién nombrado embajador de Israel en España (el cuarto desde 1986), han sido muy importantes las muestras de dolor, de apoyo y de condolencias que hemos recibido de los españoles, de todas las personalidades políticas, pero también, y eso es lo más emotivo para mí, de todos aquellos ciudadanos que han querido acercarse a nosotros en momentos difíciles. Esta es la expresión tangible, la prueba inequívoca del clima de amistad y calidez que caracteriza las relaciones entre nuestros pueblos. Hemos superado viejos resentimientos y, estamos trabajando juntos para estrechar las relaciones en base a intereses comunes en los más diversos campos. La segunda década de relaciones, que comienza hoy, se presenta con grandes expectativas.
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