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FÚTBOL ÚLTIMA JORNADA DE LA PRIMERA VUELTA DE LA LIGA

El Compostela enfila la popa del Iíder

Los gallegos logran el subcampeonato de invierno al vencer al Espanyol

Xosé Hermida

Hay que frotarse los ojos, hollar el suelo y mirar la clasificación. Pero es real, no hay duda: el Compostela acaba la primera vuelta como el más inmediato perseguidor del Atlético de Madrid. La gente se fue ayer del estadio con la sensación e haber vivido una tarde histórica. Ni siquiera la poderosa máquina que ha engrasado Camacho en Sarriá logró reducir el fortín de San Lázaro, donde el Compostela sólo ha perdido un punto desde que empezó la Liga. Los gallegos arrebataron el Espanyol sus más queridos argumentos -rapidez y capacidad de sorpresa- para llevarse el entorchado de subcampeón de invierno entre el delirio de la incrédula concurrencia.El afectuoso abrazo entre Camacho y Vázquez antes de empezar el encuentro ilustró toda la carga simbólica del duelo de ayer. Espanyol y Compostela han sido en la primera vuelta del campeonato la mejor prueba de que los pobres también tienen derecho a la felicidad. Sin ningún jugador fuera de serie, Camacho y Vázquez llevan varias semanas mostrando cómo un equipo bien estructurado, con futbolistas correctos y un proyecto colectivo en el que confían ciegamente, puede dejar en ridículo el derroche de millones de los grandes.

El Compostela halló pronto el gol tras una feroz ofensiva por su banda derecha. Especialmente llamativa fue la actuación del lateral Mauro, un muchacho que el año pasado jugaba de delantero centro en el Pontevedra, y que se dedicó a sembrar su flanco de llamas, apoyado por la mano firme y el pulso creativo de José Ramón. Así nació el gol, en una poderosa irrupción en el área de Mauro, quien se permitió regatear y dejar tirado a un defensa.

El Espanyol no reaccionó. Su rival combinó las dosis justas de osadía y cautela para evitar que los de Camacho lanzasen el contragolpe, su recurso favorito. La pelea del centro del campo estuvo igualada en la primera parte, pero el Compostela fue siempre más punzante, hasta el punto de que Ohen y Christensen amenazaron con ensanchar el marcador. En el tramo final de la primera mitad, los gallegos parecieron tomarse un respiro. Error fatal contra el Espanyol. En una jugada relampagueante, a la salida de un córner, Urzáiz aprovechó su corpulencia para capturar un balón y restablecer el equilibrio. El Compostela recuperó su determinación en el descanso y otra vez halló el premio muy pronto. El gol fue un lujazo de José Ramón. El centrocampista entró como una locomotora en el área para hacerse con un balón que trataba de sacudirse la defensa espanyolista. Se lo llevó en la acometida, para luego frenarse y dictar la lección: amago, toque de cintura, amago y caricia suave al segundo palo. También José Ramón ha encontrado en Santiago la felicidad perdida en La Coruña.

Camacho echó el equipo hacia delante, hasta acabar jugando con tres puntas, pero el partido ya estuvo siempre del lado del Compostela. Eficaz en defensa y demoledor en los contragolpes, el conjunto de Vázquez no cesó de inquietar a Toni hasta el descuento. Cuando finalizó el juego, pareció que hubiese terminado en realidad la temporada entera: todo el estadio cantó a coro. Y no era un sueño.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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