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Arzú se alza con la presidencia de Guatemala por muy escaso margen

El conservador Álvaro Arzú, del Partido de Acción Nacional (PAN), se alzó. ayer con la presidencia de Guatemala en un proceso electoral muy ajustado, en el que el voto de la capital fue determinante. Según los resultados finales, más de tres puntos separan a Arzú, con un 51,22% de los sufragios, de Alfonso Portillo, del populista Frente Revolucionario Guatemalteco (FRG), que obtuvo el 48,78%. La abstención en los comicios, celebrados el do mingo, fue del 62%, más alta que en la primera vuelta.

Si algo salvó a Arzú de la derrota fue el voto de Ciudad de Guatemala, cuyo Ayuntamiento presidió entre 1985 y 1990, dejando tras de sí una fama de honestidad y buena gestión. En la capital, el dirigente conservador duplicó los votos de Portillo. Éste, a su vez, encabezaba en la madrugada 17 de los 22 departamentos, incluidos aquellos de mayor presencia indígena y guerrillera.En estas áreas, duramente reprimidas por el fundador del FRG, el, general Efraín Ríos Montt, la paradójica victoria de este partido se puede explicar por la elevada abstención, que en algunas zonas, como El Quiché, llegó al 90%. Junto a ello intervienen otros factores, como la propia personalidad de Ríos Montt, cuya mano dura no deja de despertar simpatías en algunos sectores populares, y el trabajo de algunos partidos tradicionales, cómo la Democracia Cristiana e, incluso, de algunos sectores de la izquierda radical, en favor de Portillo.

Rigoberta Menchú, premio Nobel de la Paz en 1992, explicaba ayer que el desinterés de las comunidades indígenas (que suponen el 60% de la población guatemalteca) por las elecciones se debe a la falta de identificación con los candidatos. Además, la carencia absoluta de transporte en el interior del país y la dispersión de los colegios disuadieron el voto.

Después de unas horas de incertidumbre, cuando ya los resultados hicieron irreversible su victoria, Arzú, empresario de 49 años y nieto de vasco, se presentó en público sonriente y en vaqueros y anunció que su Gobierno se Pondrá a trabajar el próximo lunes, un día después de su toma de posesión, sobre un plan de emergencia de 180 días para erradicar la violencia.

Con un Gabinete que incluirá a miembros de organizaciones sociales, Arzú tiene ante sí un país militarizado y en crisis, con unos índices delictivos pavorosos, una guerrilla todavía activa y con el 80% de la población por debajo del umbral de pobreza.

Arzú ha asegurado, respecto a los diferentes grupos de poder, qué pondrá "a cada mico en su columpio". Su Gobierno proseguirá las negociaciones de paz con la guerrilla de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG), atascadas en. el capítulo de desarrollo socioeconómico y agrario. Al Ejército no se le permitirá expandirse "más allá de los parámetros que marca la Constitución". El presidente electo, que cuenta con el respaldo de los militares demócratas, desestimó una caza de brujas, pero si anuncio una inevitable depuración que afectará a los altos mandos castrenses.

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