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COMUNICACiÓN

Francia impone una cuota del 40% de música francófona en emisoras de radio

Desde el pasado 1 de enero las emisoras de radio francesas están obligadas a que un mínimo del 40% de la música programa da sea francófona, es decir, cantada en alguno de los idiomas que se hablan en el país. Para ciertas cadenas, la entrada en vigor de la ley no comporta cambio alguno, porque siempre hablan programado un alto por centaje de artistas franceses, pero para muchas de FM, dedicadas a una audiencia más joven, la ley es, "junto con los ensayos nucleares, el cocoricó chovinista de la derecha". Esta política de cuotas está en la línea de la llamada "excepción cultural", que tan buenos resultados ha dado a la industria cinematográfica gala, la única de Europa que aún conserva una parte superior al 35% del propio mercado y que satisface a más del 60% de la audiencia televisiva.Pero, en el caso de la canción, al margen de los problemas legales que pueda suponer la nueva ley en el terreno comunitario, la situación es distinta, porque no existen productores franceses de importancia y los cantantes autóctonos de mayor éxito -Hallyday, Veronique Sanson, Patricia Kaas, Francis Cabrel, Stephen Eischer, Patrick Bruel- ya son distribuidos por multinacionales.

La aplicación de la ley será vigilada por el CSA (Conseil Superieur de l'Audiovisuel), que tiene el poder de imponer multas -entre un 3% y un 6% del volumen de negocio de la emisora- o de no renovar la concesión de una frecuencia. El 40% de canción francófona sólo será exigible a las horas de mayor audiencia, entre las seis de la mañana y las 22.30. Luego, mientras los mayores duermen, los adolescentes podrán disfrutar de sus rockeros anglosajones.

Distinta acogida

La acogida dispensada a la ley ha sido muy diversa. Entre sus detractores está la polémica FUN Radio, que ha calificado la medida de "catastrófica", mientras que para el presidente de Virgin se trata de una fórmula "destinada a preservar el pluralismo y la diversidad". Si la dimensión lingüística y económica de la ley es bien vista por algunos, la vertiente cultural no merece la misma consideración."Aunque el proteccionismo americano sea injusto, no es a base de justicia, a base de ley, como se hace arte", expone el cantante Phillippe Gérard. Hervé Vilard, una vieja gloria de la chanson, se ha manifestado en contra porque, "cuando la política se mezcla con la cultura, crea modas, pero no arte".

El cantautor Guy Beart ha puesto de relieve que "lo que nos envían los americanos tampoco es lo mejor de su música, sino mero ritmo con el que los jóvenes ni siquiera pueden aprender inglés". Por último, para Patrick Zelnick, la ley es positiva "si no se desea una cultura monolítica basada en los 200 discos de oro del cada año".

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