Otro punto de vista sobre el terrorismo

Soy un policía, alumno de la escala básica del Cuerpo Nacional de Policía. Desde que he entrado en la academia he visto el fenómeno del terrorismo desde otro punto de vista. Aquí duele más si cabe, se siente más de cerca y se le encuentra menos sentido todavía. Tengo 23 años y he crecido con la democracia. Desde pequeño he oído en mi casa, en el colegio e instituto y en todas partes las palabras libertad, solidaridad, justicia, comprensión, igualdad y muchas otras de parecido significado. He tenido siempre libertad para expresarme, para dar mi opinión, defender mis ideas sin que nunca nadie me intentara pisar. He dirigido una asociación de estudiantes y siempre he sido respetado por profesores, padres, compañeros y toda la gente que me rodeaba, y mis propuestas han sido tomadas en cuenta. Cuando he llegado aquí me he encontrado con unos profesores que han elevado los valores antes citados y muchos más a su grado superlativo. Mete encontrado con un cuerpo que defiende la Constitución a capa y espada. Y esos profesores no vienen de otro planeta. Son los mismos policías que vemos en la calle todos los días. Son los policías que vienen defendiendo los mismos principios desde hace muchos años, aunque vistieran de otro color.Por eso, cuando oigo cómo gente de mi edad, e incluso más jóvenes, hablan de represión y totalitarismo, me da miedo, mucho más miedo que las pistolas y las bombas. Porque eso significa que falla algo fundamental. Y eso fundamental debe ser la sociedad al completo, que no sabemos llegar a ellos con nuestro mensaje, con nuestra- palabra. Eso hay que remediarlo como sea. Hay que encontrar soluciones para entendernos con esa juventud, que seguro que piensa en la paz como nosotros, pero con la que no conseguimos llegar a un encuentro.Por supuesto, no hablo de los de las pistolas y las bombas, hablo de los chavales de la calle. Los violentos podrán quitarnos la vida, pero nunca conseguirán quitarnos la libertad-