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El Banco de España insiste en que sólo bajará tipos si tiene garantías de que se reduce la inflación

Victoria Carvajal

El Banco de España, que inicia su segundo año de autonomía, está decidido a mantener el rigor de que hizo gala el pasado ejercicio. En su último boletín económico, en el que se recogen sus objetivos de política monetaria para 1996, el banco central condiciona una bajada de los tipos no sólo a que los precios se sitúen por debajo del 4% en los próximos meses, sino también a que existan garantías de que la inflación bajará al 3% en 1997. Algo posible, añade, si sigue la consolidación fiscal, la peseta continúa fuerte, la demanda nacional crece suavemente y se mantiene la moderación salarial. Los mercados, que han acogido con subidas la perspectiva de que bajen los tipos, no se vieron afectados por la advertencia del banco central, que, según los expertos, es prudente y refuerza su credibilidad.

El Banco de España es prudentemente optimista sobre las perspectivas económicas para 1996, un año que en su opinión es "crucial para situar a la economía española en una senda de estabilidad duradera". Vaticina un crecimiento del PIB cercano al 3% para el conjunto del ejercicio, "algo superior a la que se espera para el conjunto de países de la OCDE (2,6%)". La actividad, añade, experimentará un recuperación gradual en el segundo semestre del año. De nuevo, la demanda nacional será el principal impulsor de este crecimiento aunque el consumo privado aumentará a tasas del 2,8% -frente a menos del 2% actual- en los últimos meses. La autoridad monetaria cree, además, que se podrá reducir el déficit público al 4,4% del PIB, tal y como recoge el plan de convergencia español.En este contexto, el 'banco central considera muy probable que la inflación, su principal preocupación, se sitúe por debajo del 4% en los primeros meses del año. "A partir de entonces", añade, "existe un mayor grado de incertidumbre", que achaca a la resistencia de la inflación subyacente y los riesgos de que se descontrolen los servicios.

Con un objetivo muy claro a largo plazo, el de situar la inflación por debajo del 3% en 1997, el banco emisor asegura que la política monetaria sólo irá reaccionando "en función de la evolución efectiva de los factores, que determinan la inflación y de cómo afecten a las perspectivas de su evolución futura". El cumplimiento de este objetivo, que determinará las posibilidades de acceso de España a la moneda común europea a finales de 1997, obliga a la autoridad monetaria a mantener "una orientación rigurosa en su política".

El Banco de España recuerda que la evolución de la inflación no sólo está en manos de la la política monetaria. Confía e n que continúe la consolidación presupuestaria, en que el impulso de la demanda nacional será moderado, en que la recuperación de la peseta ayude a reducir el precio de las importaciones, en que se mantenga la mejora de los precios internacionales de las materias primas y que las condiciones meteorológicas -las recientes lluvias impidan que se reproduzca la sequía de 1995 que disparó el precio de algunos alimentos. Advierte de dos peligros: que se agote la moderación salarial que tanto ha contribuido a doblegar los precios este año y que, por otra parte, no acaben haciéndose las reformas estructurales necesarias que permitan eliminar las barreras a la libre competencia.

Economistas y expertos no creen que la advertencia del banco de España esté reñida con que se produzcan futuras bajadas de los tipos. Para José Juan, Ruíz, economista jefe de Argentaria, el banco central tiene un margen de entre 0,5 y 0,75 puntos para reducir el precio del dinero -ahora en el 9%- siempre que se asegure el cumplimiento de sus objetivos de inflación a medio plazo, y no sólo a corto, y que lo permita el entorno internacional -ahora optimista por las perspectivas de crecimiento moderado y sin inflación- Rodrigo Buenaventura, de Analistas Financieros Internacionales, cree que cualquier otro mensaje que hubiera lanzado habría sido imprudente y destacó que el hincapié hecho en los objetivos de inflación refuerza la confianza de los mercados.

La peseta, la deuda y la Bolsa españolas sólo se movieron ayer arrastradas por las caídas que se están registrando en los mercados estadounidenses a raíz del conflicto presupuestario ,que enfrenta a la Casa Blanca con el Congreso. El dólar cayó a 1,4370 marcos (1,4580 el día anterior) y a 120,95 pesetas (121,98 el jueves). La divisa española se mantuvo firme pese a la debilidad de la estadounidense y cerró a 84,25 pesetas por marco. La deuda amplió un poco su diferencial con Alemania -que refleja la desconfianza del ahorro exterior en España- hasta 3,59 puntos (3,50 la víspera). La Bolsa de Madrid perdió el 0, 5 1 % cerrando a 327,34%.

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